Anda estos días ocupado el Dr. D. Alberto Aguilera Hernández,
entre otras líneas de investigación, en estudiar todo lo relacionado con la
construcción, en el siglo XIX, de la capilla donde se venera a la imagen de
Ntra. Sra. de la Peana, Patrona de ciudad de Borja, con resultados de
extraordinaria importancia, tanto en lo relativo al origen del actual retablo
como al “baile” de otros que fueron cambiados de ubicación con motivo de las
decisiones adoptadas en aquellos momentos.
Esperamos ofrecer más información cuando dispongamos de los
resultados definitivos. Pero, en el curso de sus trabajos, ha encontrado otros
datos también interesantes, como el de un precedente de la colonia de Borja en
Zaragoza, que abordaremos mañana.
Cuando, con ocasión del II Centenario de la Virgen,
publicamos Así fue su primer Centenario
en 1889, ya nos preguntábamos acerca de lo que realmente estábamos
conmemorando en 1989, llegando a la conclusión que, en realidad, se trataba del
primer centenario de aquel “I Centenario”. Puede parecer un juego de palabras
pero, en realidad, respondía a una duda razonable.
Nos parecía sorprendente fijar el origen del culto a nuestra
actual Patrona en 1789, cuando la existencia de su imagen está datada desde el
siglo XVI, siendo una obra de gran calidad y belleza que puede depararnos
sorpresas respecto a su autoría. Parecía increíble que hubiera que esperar a
finales del siglo XVIII para que los borjanos volvieran sus ojos hacia ella
como especial intercesora, a pesar de lo que nos han contado.
Pero, entre los testimonios encontrados por el Dr. Aguilera
nos ha llamado la atención una crónica publicada en la prensa zaragozana en
mayo de 1897 (lamentablemente no sabemos en qué periódico).
Habían transcurrido ocho años desde el I Centenario y el
articulista menciona que ese año 1789, supuesto origen de la devoción “correspondía
al XII centenario de la conversión del rey Recaredo” que, como muchos
recordarán tuvo lugar en 789, cuando el monarca visigodo abjuró del arrianismo,
siguiendo los pasos de su hermano San Hermenegildo, ejecutado por su padre Leovigildo,
por defender la fe católica.
No sabemos si el dato respondía a un adorno de erudición del
autor de la crónica, pero tanta coincidencia en este asunto de los centenarios
es algo a tener en cuenta.
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