En el torreón de acceso al monasterio de Veruela se encuentra una imagen que representa a San Bernardo de Claraval. En ella se aprecian las huellas que el paso del tiempo ha ido dejando y las agresiones a las que, al parecer, fue sometida.
Según relata el escritor D. Romualdo Nogués y Milagro, en sus memorias publicadas con el título Aventuras y desventuras de un soldado viejo natural de Borja, a comienzos del siglo XIX los monjes del monasterio habían abrazado la causa liberal, llegando a conducir presos a Zaragoza a dos religiosos que se habían decantado por el pretendiente carlista. Varios de ellos, vestidos de militar, se unieron al batallón creado por los “nacionales” de Añón. No es de extrañar, por lo tanto, que en la comarca se cantara:
Los frailes de Veruela son liberales
y han escrito a la reina pa que los arme;
ellos se harán vistuarios y también sabres,
para cortar el cuello a los infames.
Sin embargo, a pesar de todo, no pudieron impedir que los echaran del monasterio, tras la Desamortización, en 1835. Según Nogués, al salir fusilaron la imagen de San Bernardo, no sabemos si por ahondar en su conducta o contrariados porque el gran santo cisterciense no les hubiera dispensado la protección a la que se consideraban acreedores.
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