El
edificio conocido con este nombre se encuentra situado en la calle San
Bartolomé nº 16 y es la muestra de arquitectura civil más antigua nuestra
ciudad.
Por
su tipología, su construcción puede ser datada en los primeros años del siglo
XV. A diferencia de la mayor parte de las casas del casco histórico que
presentan fachadas de ladrillo visto, propio de las edificaciones del siglo XVI,
en este caso son de tapial, con un alero posterior de teja entre dos frisos de
esquinillas.
Se
desconoce el nombre de los antiguos propietarios del mismo. Una leyenda, sin
ningún fundamento, lo señalaba como la “casa de D. Pedro de Atarés”, un
auténtico disparate ya que este personaje vivió en el siglo XII. El origen de
esta supuesta tradición partía del hecho de que, sobre la puerta de entrada y
en la hornacina que todavía existe, había un relieve que supuestamente
representaba la aparición de la Virgen al fundador de Veruela. No disponemos de
imágenes del mismo, aunque se conserva y sería conveniente reponerlo o, al
menor, hacer un vaciado del mismo. Como no hemos llegado a verlo, no podemos
pronunciarnos sobre el mismo, aunque otras referencias señalan que la
representación correspondía a la aparición de la Virgen a San Bernardo. En uno
y otro caso, parece relacionarse con el cercano monasterio de Veruela.
En
cualquier caso, el edificio había llegado hasta nuestros días en muy mal
estado, tras diversos avatares que no es el momento de relatar. El Centro de
Estudios Borjanos intentó salvarlo con su último propietario, el pintor D. José
Pasamar.
Sin
embargo, fue el M. I. Ayuntamiento de Borja el que, siendo alcalde de la ciudad
D. Luis María Garriga, acometió la rehabilitación del mismo con el apoyo de la
Excma. Diputación Provincial. Las obras se iniciaron en 1985, según un proyecto
de los arquitectos D. Carlos Bressel Echevarría, D. Carlos García Toledo y D.
Javier Peña Gonzalvo, finalizando en 1987.
Durante
los trabajos de rehabilitación, aparecieron restos de las antiguas ventanas que
permitieron recrear las que ahora destacan en la fachada.
Inicialmente,
estaba previsto instalar allí el Museo Arqueológico con las colecciones del
Centro. Al comprobar que no había espacio suficiente para ello, se iniciaron
los trabajos para habilitarlo como Museo Etnológico. A tal efecto se redactó un
proyecto museográfico y se iniciaron los trabajos de instalación por parte del
Centro, siendo Mr. Nick Wattson el encargado de ejecutarlos. Cuando se
encontraban ya muy avanzados, el ayuntamiento canceló unilateralmente el
proyecto y lo transformó en Sala de Exposiciones, aunque le dio la denominación
de “Museo de San Bartolomé”. Mucho más recientemente, recibió la de “Museo
Baltasar González” en homenaje a este conocido pintor borjano. Pero, hasta el
momento, nunca fue un museo, sino un espacio expositivo. Es precisamente ahora
cuando se plantea la posibilidad de dedicarlo a mostrar la obra de D. Baltasar.
El Centro de Estudios Borjanos apoya esta iniciativa municipal al considerar
que merece este justo reconocimiento.
El
interior del edificio se distribuye en tres plantas. En las dos primeras
destacan los alfarjes originales con zapatas góticas.
Llaman
la atención los colores utilizados en la pintura de sus muros que no parecen
los más adecuados.
En
la planta baja existe, además, una pequeña bodega a la que se accede por un
arco de infame diseño y que, hasta ahora, no se utiliza por sus condiciones
ambientales.
El
acceso a la planta principal se realiza por una escalera en la que destaca una
pequeña celosía mudéjar.
La
planta primera, cuenta con dos salas que, también, se cubren con los alfarjes
originales, como en la planta baja.
De
una de ellas parte la escalera de caracol que da acceso a la tercera planta que
fue concebida para acoger las dependencias administrativas.
Esta última planta se
prolonga sobre el arco de la Planilla y puede enlazar con el edificio contiguo,
ahora abandonado, que con el museo constituye un conjunto de indudable interés.