Hoy se
celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, Patrona de la ciudad de
Borja desde que el 2 de julio de 1643, el concejo borjano, atendiendo al efectuado
por el Papa Urbano VIII a todos los municipios, la eligió como Patrona
principal. No fue hasta 1948 cuando el Papa Pío XII proclamó a la Virgen de la
Peana, copatrona de la ciudad. Por este motivo, en el retablo mayor de la
colegiata de Santa María aparece la Cruz sobre la imagen de la Asunción de
María, titular del templo, y se hace mención a ella en el himno oficial de la
Virgen de la Peana.
Esta
devoción encontraba su expresión en la tributada a esa hermosa imagen del
llamado “Cristo de la Parroquia” que tiene su capilla en el claustro de la
colegiata aunque, desde el inicio de las obras de restauración del mismo, se
venera en el interior del templo.
Cabe
preguntarse la razón por la que, a pesar de conmemorarse el 14 de septiembre, las
fiestas se iniciaran unos días más tarde. Ello fue debido a la conveniencia de
hacerlas coincidir con las ferias que, por antiguo privilegio, tenía concedidas
la ciudad. Por eso siempre se denominaban “Ferias y Fiestas”, iniciándose una
semana después.
Queremos
recordar lo que se conmemora en la Iglesia Católica con ese nombre de “Exaltación
de la Santa Cruz”. Contra lo que, en algunas ocasiones, se señala no hace
referencia al descubrimiento de esa preciosa reliquia de la Pasión de Cristo
efectuada por Santa Elena en el año 326, pues la denominada “Invención de la
Santa Cruz” se celebra el 3 de mayo. Es la popular “Cruz de mayo” marco de
muchas fiestas populares en España.
Santa
Elena fue la madre del emperador Constantino y en el año citado viajó a
Jerusalén con el objeto de localizar el Santo Sepulcro. Según la tradición
mandó excavar en un determinado lugar, encontrando la Cruz en la que había
muerto Cristo, lo cual se pudo corroborar por los numerosos prodigios que se
produjeron a su contacto.
El
hallazgo propició el que el emperador mandase construir la primitiva basílica
del Santo Sepulcro en la que fue depositada la reliquia, donde se conservó
hasta que, en 614, el rey persa Cosroes II conquistó Jerusalén y, tras
ocasionar la muerte de 60.000 cristianos, con la ayuda de los propios judíos,
saqueó la ciudad y se llevó como botín la Vera Cruz, colocándola al pie de su
trono, lo que fue considerado una grave afrenta para toda la Cristiandad.
Fue el
emperador bizantino Heraclio quien, al vencer a los persas, pudo recuperar la
Vera Cruz, que devolvió a Jerusalén el 14 de septiembre de 628. Se cuenta que
cuando el cortejo pretendió entrar en la ciudad con el emperador revestido con
todas sus galas, no pudo hacerlos, hasta que despojado de ellas y cargando personalmente
con la sagrada reliquia pudo penetrar en ella. Este hecho es, por lo tanto, el
que se conmemora hoy.
Para impedir
que, en el futuro, pudiera desaparecer la Cruz, se decidió partirla en varios
trozos. Uno de ellos quedó en Jerusalén, otro fue enviado a Roma y el tercero
lo llevó consigo Heraclio a la capital del imperio bizantino, Constantinopla.
Para
conservar la reliquia recibida, se construyó en Roma la Basílica de la Santa
Cruz de Jerusalén, edificada precisamente en el lugar en el que se encontraba
el palacio de la emperatriz Santa Elena.
Del
fragmento de Roma procede, precisamente, una de las más importantes reliquias
de nuestra comarca, el Lignum Crucis de
Ambel. Como es sabido, el Papa Clemente VI donó al Gran Maestre de la Orden de
San Juan de Jerusalén frey Juan Fernández de Heredia, consejero personal suyo, el que
figuraba en su cruz pectoral, siendo depositado en la colegiata de Caspe, de
donde se extrajo el existente en la iglesia parroquial de San Miguel de Ambel, donado
en 1549 por el comendador D. Pedro de Monserrat, de esa misma Orden de San Juan
de Jerusalén, de la que la villa era cabeza de una encomienda.
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