sábado, 14 de septiembre de 2019

Fiesta Patronal de Borja


         Hoy se celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, Patrona de la ciudad de Borja desde que el 2 de julio de 1643, el concejo borjano, atendiendo al efectuado por el Papa Urbano VIII a todos los municipios, la eligió como Patrona principal. No fue hasta 1948 cuando el Papa Pío XII proclamó a la Virgen de la Peana, copatrona de la ciudad. Por este motivo, en el retablo mayor de la colegiata de Santa María aparece la Cruz sobre la imagen de la Asunción de María, titular del templo, y se hace mención a ella en el himno oficial de la Virgen de la Peana.




         Esta devoción encontraba su expresión en la tributada a esa hermosa imagen del llamado “Cristo de la Parroquia” que tiene su capilla en el claustro de la colegiata aunque, desde el inicio de las obras de restauración del mismo, se venera en el interior del templo.

         Cabe preguntarse la razón por la que, a pesar de conmemorarse el 14 de septiembre, las fiestas se iniciaran unos días más tarde. Ello fue debido a la conveniencia de hacerlas coincidir con las ferias que, por antiguo privilegio, tenía concedidas la ciudad. Por eso siempre se denominaban “Ferias y Fiestas”, iniciándose una semana después.



         Queremos recordar lo que se conmemora en la Iglesia Católica con ese nombre de “Exaltación de la Santa Cruz”. Contra lo que, en algunas ocasiones, se señala no hace referencia al descubrimiento de esa preciosa reliquia de la Pasión de Cristo efectuada por Santa Elena en el año 326, pues la denominada “Invención de la Santa Cruz” se celebra el 3 de mayo. Es la popular “Cruz de mayo” marco de muchas fiestas populares en España.

         Santa Elena fue la madre del emperador Constantino y en el año citado viajó a Jerusalén con el objeto de localizar el Santo Sepulcro. Según la tradición mandó excavar en un determinado lugar, encontrando la Cruz en la que había muerto Cristo, lo cual se pudo corroborar por los numerosos prodigios que se produjeron a su contacto.



         El hallazgo propició el que el emperador mandase construir la primitiva basílica del Santo Sepulcro en la que fue depositada la reliquia, donde se conservó hasta que, en 614, el rey persa Cosroes II conquistó Jerusalén y, tras ocasionar la muerte de 60.000 cristianos, con la ayuda de los propios judíos, saqueó la ciudad y se llevó como botín la Vera Cruz, colocándola al pie de su trono, lo que fue considerado una grave afrenta para toda la Cristiandad.



         Fue el emperador bizantino Heraclio quien, al vencer a los persas, pudo recuperar la Vera Cruz, que devolvió a Jerusalén el 14 de septiembre de 628. Se cuenta que cuando el cortejo pretendió entrar en la ciudad con el emperador revestido con todas sus galas, no pudo hacerlos, hasta que despojado de ellas y cargando personalmente con la sagrada reliquia pudo penetrar en ella. Este hecho es, por lo tanto, el que se conmemora hoy.

         Para impedir que, en el futuro, pudiera desaparecer la Cruz, se decidió partirla en varios trozos. Uno de ellos quedó en Jerusalén, otro fue enviado a Roma y el tercero lo llevó consigo Heraclio a la capital del imperio bizantino, Constantinopla.



         Para conservar la reliquia recibida, se construyó en Roma la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén, edificada precisamente en el lugar en el que se encontraba el palacio de la emperatriz Santa Elena.





         Del fragmento de Roma procede, precisamente, una de las más importantes reliquias de nuestra comarca, el Lignum Crucis de Ambel. Como es sabido, el Papa Clemente VI donó al Gran Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén frey Juan Fernández de Heredia, consejero personal suyo,  el  que figuraba en su cruz pectoral, siendo depositado en la colegiata de Caspe, de donde se extrajo el existente en la iglesia parroquial de San Miguel de Ambel, donado en 1549 por el comendador D. Pedro de Monserrat, de esa misma Orden de San Juan de Jerusalén, de la que la villa era cabeza de una encomienda.

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