El 10
de junio de 1955, el periódico zaragozano El
Noticiero publicó un artículo titulado “Borja, la ciudad que habla al
espíritu” que constituía una llamada de atención sobre la importancia del casco
histórico de nuestra ciudad, ante el estado de deterioro en el que se
encontraba.
Su
autor era D. Anselmo Gascón de Gotor, al que vemos en esta imagen conservada en
el archivo del Ayuntamiento de Zaragoza, el cual había visitado Borja
acompañado por sus alumnos.
Era
amigo de D. Emilio Alfaro Lapuerta que, poco antes, había sido nombrado
Cronista de la ciudad y autor de numerosos trabajos, entre ellos uno dedicado a
Juan de Coloma y las capitulaciones de Santa Fe que conservamos en nuestro
archivo.
Para
este hombre, dotado de una especial sensibilidad, le dolía contemplar cómo se
iban desvaneciendo muchos de los edificios que constituían la trama urbana de
un casco histórico de singular importancia, aunque nunca hubiera merecido la
atención necesaria.
Terminaba
el artículo, recabando la colaboración de Alfaro “para que con la ayuda de
Nuestra Señora de la Peana y de los hombres que pueden y deben hacerlo, consiga
una ayuda para conservación de cuanto en la antigua ciudad puede salvarse todavía
y que es antídoto maravilloso contra la vulgaridad actual”.
Desde
entonces se han hecho muchas cosas, pero la revitalización del casco antiguo
sigue siendo una asignatura pendiente, al menos en la forma que requiere un
conjunto que fue declarado Bien de Interés Cultural.
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