sábado, 14 de septiembre de 2019

Observando aves en la Estanca de Borja


         D. Manuel García Cebrián nos ha remitido imágenes de la última excursión realizada por el grupo de naturalistas aficionados que los primeros sábados de cada mes organiza un recorrido por nuestra zona. En esta ocasión tuvo como destino la Estanca de Borja, para observar allí las numerosas aves existentes en ese lugar.






         Porque, se trata de uno de los parajes naturales (aunque su construcción responda a la acción humana) en el que, además, se encuentra uno de los monumentos declarados “Bien de Interés Cultural” de nuestra ciudad: la llamada “Casa de la Estanca”, un edificio mudéjar del siglo XVI que fue construido por el alarife Antón de Veoxa, el mismo que levantó la Casa Consistorial e intervino en la colegiata de Santa María.




         El recorrido, realizado bajo la dirección de Esther Charles, se inició en el parque de San Francisco, donde esta experta instruyó a los participantes, con suma paciencia, en el desconocido mundo de la Ornitología.




         Allí pudieron probar sus cámaras y prismáticos, realizando avistamientos de las aves que existen en el parque.





         Entre otras, pudieron fotografiar ejemplares de tórtola turca (Streptopelia decaocto), tórtola común europea (Streptopelia turtur) y torcecuellos (Jynx torquilla).





         Desde allí marcharon andando hasta la Estanca donde, tras un reconfortante almuerzo, comenzaron a observar las muchas aves que allí pueden verse: tórtolas, torcecuellos, gorriones, tordos, verderoles, zorzales, cormoranes, garzas reales, gaviotas patiamarillas, aguiluchos laguneros, patos silvestres, jilgueros, buitres... lo que demuestra la riqueza faunística de este espacio natural.








         Estas son algunas de las imágenes captadas que, de arriba abajo, corresponden a un aguilucho lagunero (Circus aeroginosus), un buitre, un cormorán (Phalacrocorax carbo) y una garza real (Ardea cinérea), una garza real (Ardea cinérea) volando, una gaviota (Larus audouinii) y una bandada de patos.




         De regreso, en un conocido bar borjano los participantes en la excursión pudieron comentar las incidencias de la misma en el transcurso de aperitivo con el que suelen culminar estas interesantes visitas.

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