En
medio de una gran expectación se celebró ayer en Añón una nueva edición de su
recreación histórica sobre la toma de posesión de su primer comendador, en la
que una vez más estuvo presente nuestro Centro que, desde su inicio, viene
colaborando en su desarrollo.
Un
poco después de la hora fijada hizo su entrada el comendador, siendo recibido
con aplausos por el nutrido grupo de personas que se habían congregado en la
plaza.
Allí estaban animando la mañana con su
música los integrantes del grupo Alam Folk, así como el Grupo de Danzas de
Utebo y como protagonistas del envento “Los Lobos Negros”. Todos ellos viejos
conocidos nuestros.
Tras las palabras que, desde su
estrado, dirigió el comendador, hubo una demostración de combate con armas
blancas, ante la sorpresa de un ciclista que se habìa acercado a contemplar el
espectáculo.
Después de ser saludado por los
representantes de Añón, comenzaron las danzas en las que tomaron parte activa
el propio comendador y el justicia de la villa que dieron buena prueba de sus
habilidades en la ejecución de los complicados bailes.
Desde allí la comitiva se dirigió a la
parte superior de la población en la que se alza el imponente castillo, cuyas
llaves le fueron entregadas, mientras desde una ventana se desplegaba el
estandarte de la orden.
La misma ceremonia de toma de posesión
se repitió antes las puertas del templo parroquial con la presencia de un
número creciente de espectadores que respondieron con entusiasmo a los
repetidos vítores a Añón y a la Orden.
A continuación, se efectuó una visita
guiada a ese singular monumento que es la iglesia parroquial de la Asunción,
bajo la dirección del Presidente de nuestro Centro, al término de la cual se
suscitó un interesante debate con algunos de los presentes, auténticos
especialistas en la materia y muy interesados en el estudio y difusión de la
belleza artística que encierra el templo.
Como complemento de la recreación había
sido instalado un mercado medieval y “La Rosa de los Vientos” ofreció una
demostración de su colección de rapaces.
Para los niños había talleres de
pintura y otras manualidades, tanto por la mañana como por la tarde, mientras
que los mayores pudieron mostrar su destreza con algunos juegos tradicionales.
También pudimos contemplar algunos animales
en el transcurso de una mañana luminosa, aunque ligeramente fresca, que culminó
con la comida popular servida en el salón municipal y que estuvo compuesta por
arroz y estofado de carne.
Antes de marcharnos visitamos el
campamento que “Los Lobos Negros” habían instalado en el patio de armas del
castillo, donde algunos reponían sus fuerzas, mientras otros continuaban
practicando, incansables, sus depuradas técnicas de combate.
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