viernes, 7 de diciembre de 2018

Declaraciones de Patrimonio Cultural Inmaterial IV


         En esta ocasión las manifestaciones culturales que han sido declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad están relacionadas con la Música, en un caso con un género tan conocido como el reggae; otra es un deporte tradicional y la cuarta una tradición relacionada con los esclavos negros establecidos en Panamá.

El canto con acompañamiento de guzla. Transmisor de la memoria histórica y modo de expresión cultural, el canto acompañado con el instrumento musical de una sola cuerda llamado “guzla” es un arte tradicional secular concebido esencialmente para interpretar epopeyas. El éxito de sus representaciones escénicas, basadas en una interacción compleja entre el público y los artistas-solistas (“guzlares”), descansa en el dominio que éstos tengan de los conocimientos y técnicas vocales y musicales, así como en su carisma, creatividad, expresión corporal y aptitud para dramatizar contenidos poéticos. El repertorio comprende fundamentalmente canciones sobre gestas de héroes míticos e históricos, leyendas antiguas, acontecimientos históricos o contemporáneos y también, en menor medida, baladas y tonadas satíricas. Los “guzlares” actúan en los pueblos cuando se celebran fiestas y conmemoraciones, y abordan en sus canciones una temática muy variada que refleja los sistemas de valores de sus habitantes. El carácter interactivo de las representaciones refuerza en los espectadores el sentimiento de pertenencia a sus comunidades. La mayoría de los “guzlares” actuales adquieren las técnicas básicas de su arte vocal y musical con intérpretes más experimentados en el seno de sus propias familias, aunque esas ténicas también se transmiten en los conservatorios musicales públicos. Diversas organizaciones locales se han agrupado en la Unión de “Guzlares” de Serbia, cuya esforzada labor se ha visto coronada por el éxito con la creación de la Asamblea de Jóvenes “Guzlares” de Serbia y la institución de un Festival de Jóvenes “Guzlares”. Candidatura presentada por Serbia.




El hurling.  El “hurling”, denominado “camogie” en su variante femenina, es un juego de cancha en el que se enfrentan dos equipos. Este elemento del patrimonio cultural, cuya antigüedad se remonta a 2.000 años atrás, está muy presente en la mitología irlandesa, especialmente en la saga épica de “Cú Chulainn”. Practicado en toda la isla de Irlanda –principalmente en las zonas agrarias más fértiles– y en el extranjero, este juego tenía lugar al principio a campo raso y el número de sus jugadores no estaba limitado. Hoy en día, los equipos de categoría sénior están compuestos por 15 jugadores que se enfrentan en una cancha perfectamente delimitada, blandiendo “hurleys” –bastones de madera parecidos a los usados en el hockey, pero con el extremo opuesto al puño en forma de pala¬– para empujar una pelota pequeña, llamada “sliotar”, con el objetivo de introducirla en la meta adversaria. Los jugadores (hurlers) y jugadoras (camógs) son los principales depositarios y practicantes de este elemento del patrimonio cultural que se considera parte intrínseca de la cultura irlandesa y desempeña un importante papel como impulsor de la salud, el bienestar, la integración social y el espíritu de equipo. Las técnicas de este juego se transmiten actualmente por intermedio de entrenamientos y encuentros que tienen lugar en centros docentes y clubs deportivos. Dos organizaciones de aficionados, la Asociación Atlética Gaélica y la Asociación “Camogie”, cumplen una función esencial en la conservación del elemento y en la transmisión de las competencias y valores inherentes al mismo. Candidatura presentada por Irlanda.



El reggae de Jamaica. Amalgama de antiguos ritmos musicales jamaicanos y de otros de orígenes muy diversos –caribeños, latinoamericanos y norteamericanos– el “reggae” se originó en un medio cultural de grupos marginados que vivían principalmente en la parte occidental de la ciudad de Kingston. A lo largo del tiempo se fueron incorporando a este elemento estilos musicales neoafricanos, la música soul y el rhythm and blues, transformando paulatinamente el “ska” primigenio en “rock steady”, primero, y luego en “reggae”. Aunque en sus inicios el “reggae” fue una expresión musical –vocal e instrumental– de comunidades marginadas, actualmente ha sido abrazado por amplios sectores de la sociedad sin distinción de sexo, etnia o religión. Su aportación a la reflexión internacional sobre cuestiones como la injusticia, la resistencia, el amor y la condición humana pone de relieve la fuerza intelectual, sociopolítica, espiritual y sensual de este elemento del patrimonio cultural. El “reggae” conserva intactas toda una serie de funciones sociales básicas de la música –vehículo de opiniones sociales, práctica catártica y loa religiosa– y sigue siendo un medio de expresión cultural del conjunto de la población jamaicana. En todos los niveles del sistema educativo del país está presente la enseñanza de esta música, desde los jardines de la infancia hasta las universidades. Conciertos y festivales como el “Reggae Sumfest” y el “Reggae Salute” proporcionan anualmente a este género musical un mercado y ofrecen una oportunidad para practicarlo y transmitirlo a músicos, artistas en ciernes y practicantes de este elemento del patrimonio cultural inmaterial. Candidatura presentada por Jamaica.




Expresiones rituales y festivas de la cultura congo. Las expresiones rituales y festivas de la cultura congo engloban la visión contemporánea de una celebración de los descendientes de esclavos negros rebeldes de la época colonial. Hoy en día, los participantes en estos ritos y festividades tocan instrumentos e interpretan músicas congos, celebran su libertad, entonan canciones joviales sobre su vida diaria, representan espectáculos y ejecutan danzas descalzos para comunicar con la tierra. En la temporada de festejos y ritos congos, que se extiende desde el 20 de enero, día de San Sebastián, hasta el Miércoles de Ceniza, los participantes escenifican en palenques la historia simbólica de una sociedad matriarcal gobernada por una reina y su corte. Numerosos personajes tienen asignado el papel de proteger de las asechanzas de los diablos a la reina y las personas congregadas en esos palenques. El Miércoles de Ceniza, día final de la temporada de fiestas, culmina con un combate de los diablos contra la soberana y sus congos, en el que éstos arrebatan a aquéllos sus aterrorizantes máscaras y los bautizan simbólicamente para liberarlos y conjurar su maldad hasta el año siguiente, cuando se reanude de nuevo el ciclo de rituales festivos. Desde muchas generaciones atrás, este elemento del patrimonio cultural ha contribuido a la integración social y constituye un medio de expresión de la alegría y sensualidad de las comunidades congos. La transmisión de los conocimientos y prácticas del elemento se efectúa oralmente y es obra de todos los participantes. En las escuelas también se imparten programas de enseñanza de canto, música y danzas congos, y en la universidad hay cursos sobre la cultura congo. Además, se organizan formaciones y talleres de fin de semana sobre este elemento del patrimonio cultural. Candidatura presentada por Panamá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario