El 3 de diciembre de 1546 fue nombrado obispo de Tarazona D. Juan González de Munébrega, nacido en Munébrega. Canónigo de la colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud y, posteriormente de Lugo, fue inquisidor en Cerdeña, Valladolid, Sevilla y Valencia, ciudad a la que llegó en 1541. Visitador apostólico de Cataluña y de los condados del Rosellón y la Cerdaña ejerció también el cargo de canciller de la ciudad y reino de Valencia.
Consagrado obispo el 6 de
febrero de 1547, no renunció a su trabajo como inquisidor, desempeñando en los
tres últimos años de su vida el difícil cometido de erradicar los grupos
heréticos que se habían implantado en Sevilla. Fue, en 1558, al regreso de una
de sus actuaciones en esa ciudad cuando pasó unos días de descanso en el
Santuario de Misericordia, donando la cantidad necesaria para la construcción
del primer Via Crucis que existió allí.
También se debe a su
labor de mecenazgo la terminación del palacio episcopal de Tarazona, ciudad en
la que falleció en 1561. Él fue quien mandó edificar el gran corredor que mira
al río Queiles que vuela sobre la peña sostenido por unos gigantescos arcos de
ladrillo y dividido en dos sectores perfectamente diferenciados. Al más próximo
a la plaza del Palacio adosó una gran escalera que empalma con el frente
occidental, mientras que en el otro lado superpuso una nueva fachada a la
fábrica ya existente. Tras cerrar el perímetro del inmueble unificó el edificio
con la construcción de un patio central.
El 3 de diciembre de 1790
nació en Tabuenca D. José Lumbreras
Sanjuán. Era el séptimo hijo del matrimonio formado por José Lumbreras
Morlanes y María Blasa Sanjuán. Con él nació una hermana gemela que recibió el
nombre de María Francisca.
Tras cursar los estudios
eclesiásticos en el seminario de Zaragoza, fue ordenado sacerdote en 1816,
siendo destinado a la parroquia de La Puebla de Híjar, donde permaneció dos
años hasta que, en 1818, obtuvo por oposición el curato de Tabuenca. Durante 37
años ejerció su ministerio pastoral en su localidad, falleciendo el 4 de
septiembre de 1855, a consecuencia de la epidemia de cólera que azotó a España
y que tuvo especial incidencia en nuestra zona.
Fue un sacerdote dotado de grandes virtudes
que, a la preocupación por sus parroquianos, unió su dedicación a la
investigación histórica, dejando numerosas anotaciones y un trabajo de gran
interés sobre los linajes de Tabuenca, reeditado por la Asociación Cultural
Villardajos. Su retrato forma parte de la galería de hijos ilustres de la iglesia
parroquial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario