martes, 16 de abril de 2019

Un albéitar natural de Borja


         Acaban de aparecer las actas del XXIV Congreso Nacional de Historia de la Veterinaria, celebrado en Almería a finales de octubre del pasado año, en el que fue presentada una comunicación sobre la figura de un borjano desconocido, Hipólito Estevez, que nos ha remitido uno de sus autores D. Ángel Salvador Velasco.





         La comunicación llevaba por título “Hipólito Estévez: Más que un satélite de Segismundo Malats” y junto con el citado la firmaban los Académicos de Número de la Real Academia de Veterinaria Dª. María Carmen Mañé Seró, D. José Manuel Pérez García y D. Miguel Ángel Vives Vallés.

         En ella se ponía de manifiesto el origen borjano de Hipólito Estévez Vallejo, a partir de los datos reseñados en su propia Hoja de Servicios, aunque la búsqueda de su fe de bautismo en Borja, en la que colaboramos, resultó infructuosa. La única explicación que encontramos para esta disparidad entre los declarado por el interesado y la ausencia de un testimonio fidedigno de su nacimiento en nuestra ciudad, es que atendiendo al apellido de su madre, fuera a dar a luz a una localidad próxima, a pesar de tener su domicilio de Borja, de manera que Hipólito viviera aquí sus primeros años.



         Porque, con 15 años, marchó ya a servir como soldado de un Regimiento de Dragones, orientando muy pronto su carrera hacia el ejercicio de la veterinaria, como maestro herrador y albéitar que era el nombre con el que entonces se conocía a quienes ejercían esta profesión.



         Pero su formación fue muy superior a la del resto de sus compañeros ya que, en 1783, fue becado para cursar estudios en la prestigiosa Escuela de Veterinaria de Alfort, en Francia, donde estuvo tres años en compañía de Segismundo Malats. Ambos obtuvieron resultados académicos similares, aunque la mayor habilidad de Malats para desenvolverse en el ámbito de la política hizo que la figura de Estévez quedara relativamente oscurecida por la de su compañero.



         En 1793 se crea la Real Escuela de Veterinaria de Madrid y el borjano es nombrado codirector de la misma, aunque subordinado a Malats, el otro codirector. Ocupó también puestos destacados como el de encargado de la Real Caballeriza, del que fue injustamente apartado, o el de Alcade examinador del Real Tribunal del Protoalbeitarato. Fue autor, asimismo, de una serie de obras, una de las cuales acabamos de conseguir, en edición facsimilar.

         Fue además un patriota que murió sirviendo como veterinario en el Ejército del Centro durante la Guerra de la Independencia. La comunicación que estamos comentando proporciona nueva luz sobre un hombre que era considerado “con mayor capacitación profesional y mayor honestidad moral que Segismundo Malats”, a cuya sombra había sido considerado hasta ahora.


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