Ahora
que el frío ha vuelto a hacer acto de presencia durante estos días, Pablo Berna
Sierra ha querido compensarlo con el envío de algunas de las fotos que realizó
durante su visita a la isla de Malta en época más favorable pero no demasiado
lejana.
La
Valetta, capital de la isla, es una de las ciudades más bonita del mundo. Junto
a sus numerosos monumentos destacan las huellas de la presencia de los
caballeros de la lengua de Aragón en diversos lugares. No debemos olvidar
tampoco que Malta fue una isla aragonesa, cedida por Carlos V, como heredero de
las antiguas posesiones de la Corona aragonesa, a la Orden de San Juan de
Jerusalén por el simbólico pago de un halcón anual, con la condición de que, si
en alguna ocasión, la abandonaban retornaría a la Corona de España. Los
caballeros fueron expulsados por el joven general Napoleón y, tras su derrota
la ocuparon los ingleses que hicieron de ella uno de sus principales baluartes
en el Mediterráneo. Los innegables derechos españoles quedaron relegados en el
olvido.
Entre
los museos que visitó nuestro intrépido aventurero se encontraba el Museo
Nacional de la Guerra, en el Fuerte de San Telmo, con numerosos recuerdos de
las dos últimas guerras mundiales. Durante la segunda, la isla fue sometida a
un terrible acoso por parte de los alemanes, el cual es conocido como el
segundo sitio de Malta.
El
primero tuvo lugar en 1565, cuando los turcos intentaron la conquista de la
isla. No pudieron lograrlo por la heroica defensa de los caballeros de la Orden
y el socorro que, desde Nápoles, les envió Felipe II, obligándoles a retirarse.
Fue precisamente en el fuerte de San Telmo donde murió el comendador D. Melchor
de Monserrat, cuya cabeza fue expuesta por los turcos en una pica. Al ser recuperada,
tras la retirada de los sitiadores, la enviaron a Ambel, donde su hermano Pedro
era comendador y, en la actualidad, se conserva en la capilla funeraria que
mandó construir en la iglesia parroquial de San Miguel. Pablo que, por parte de
padre, procede de esa localidad, probablemente no sabía, cuando lo visitó, la
relación existente entre el fuerte y esa otra hermosa localidad que es Ambel.
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