jueves, 25 de abril de 2019

Vigilia Pascual en Santa Clara



         La Vigilia Pascual es, sin duda, el acto más importante del año litúrgico. En esta ocasión, Enrique Lacleta, atendiendo a la invitación de la comunidad de religiosas clarisas de Borja, asistió a la celebrada en la iglesia conventual, a partir de las once de la noche del pasado sábado, con asistencia de muchas personas.





         Las religiosas que normalmente asisten a los actos litúrgicos desde el coro, compartieron espacio con el resto de los fieles en la nave del templo, acompañadas al órgano por D. Alberto Aguilera Hernández, que es el organista titular de esa iglesia.



         Es una ceremonia de profundo simbolismo que comienza con el encendido del fuego y del cirio pascual en el pórtico, conducido después al interior de la iglesia, completamente a oscuras y sólo iluminada por las candelas de los fieles, hasta situarlo en el presbiterio. Después se procede a la proclamación del Pregón Pascual que fue muy bien entonado por el sacerdote mexicano D. Miguel Romero Gamarillo, de la diócesis de Puebla de los Ángeles, que ha pasado la Semana Santa entre nosotros.



          Sigue a continuación la lectura de los siete pasajes bíblicos propios de la liturgia de este día que corrió a cargo de diferentes personas.



         Un momento especialmente significativo es el del canto del Gloria, entre toque de campanas. Se encienden todas las luces, poniendo fin a la austeridad que ha caracterizado a la Cuaresma que fue la preparación para este momento gozoso de la Resurrección.




         La bendición del agua y la aspersión a los presentes, tras la renovación de las promesas bautismales y la profesión de la Fe, es otro de los momentos relevantes de la Vigilia.




         Fuego, agua, incienso, música y luces imprimen especial carácter a la celebración cuyo momento culminante es el de la renovación del Sacrificio de la Cruz en la consagración de las especies eucarísticas.




         La bendición solemne y el canto del Regina Coeli pusieron fin a la vigilia que se prolongó posteriormente en el locutorio conventual con el chocolate y pastas que las religiosas ofrecieron a todos los asistentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario