Acaban
de aparecer las actas del XXIV Congreso Nacional de Historia de la Veterinaria,
celebrado en Almería a finales de octubre del pasado año, en el que fue
presentada una comunicación sobre la figura de un borjano desconocido, Hipólito
Estevez, que nos ha remitido uno de sus autores D. Ángel Salvador Velasco.
La
comunicación llevaba por título “Hipólito Estévez: Más que un satélite de
Segismundo Malats” y junto con el citado la firmaban los Académicos de Número
de la Real Academia de Veterinaria Dª. María Carmen Mañé Seró, D. José Manuel
Pérez García y D. Miguel Ángel Vives Vallés.
En
ella se ponía de manifiesto el origen borjano de Hipólito Estévez Vallejo, a
partir de los datos reseñados en su propia Hoja de Servicios, aunque la búsqueda
de su fe de bautismo en Borja, en la que colaboramos, resultó infructuosa. La
única explicación que encontramos para esta disparidad entre los declarado por
el interesado y la ausencia de un testimonio fidedigno de su nacimiento en
nuestra ciudad, es que atendiendo al apellido de su madre, fuera a dar a luz a
una localidad próxima, a pesar de tener su domicilio de Borja, de manera que
Hipólito viviera aquí sus primeros años.
Porque,
con 15 años, marchó ya a servir como soldado de un Regimiento de Dragones,
orientando muy pronto su carrera hacia el ejercicio de la veterinaria, como
maestro herrador y albéitar que era el nombre con el que entonces se conocía a
quienes ejercían esta profesión.
Pero
su formación fue muy superior a la del resto de sus compañeros ya que, en 1783,
fue becado para cursar estudios en la prestigiosa Escuela de Veterinaria de
Alfort, en Francia, donde estuvo tres años en compañía de Segismundo Malats.
Ambos obtuvieron resultados académicos similares, aunque la mayor habilidad de
Malats para desenvolverse en el ámbito de la política hizo que la figura de
Estévez quedara relativamente oscurecida por la de su compañero.
En
1793 se crea la Real Escuela de Veterinaria de Madrid y el borjano es nombrado
codirector de la misma, aunque subordinado a Malats, el otro codirector. Ocupó
también puestos destacados como el de encargado de la Real Caballeriza, del que
fue injustamente apartado, o el de Alcade examinador del Real Tribunal del
Protoalbeitarato. Fue autor, asimismo, de una serie de obras, una de las cuales
acabamos de conseguir, en edición facsimilar.
Fue
además un patriota que murió sirviendo como veterinario en el Ejército del
Centro durante la Guerra de la Independencia. La comunicación que estamos
comentando proporciona nueva luz sobre un hombre que era considerado “con mayor
capacitación profesional y mayor honestidad moral que Segismundo Malats”, a
cuya sombra había sido considerado hasta ahora.
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