lunes, 29 de abril de 2019

El Museo Nacional de Arqueología Subacuática



         Nuestra estancia en Cartagena nos ha permitido visitar dos museos que no conocíamos. Uno de ellos el Museo Nacional de Arqueología Subacuática ARQVA, en su nueva ubicación en el muelle Alfonso XII, junto al mar, que fue inaugurada el 26 de noviembre de 2008, y en el que se celebró el congreso al que asistíamos.

         Lo primero que sorprende es el conjunto de edificios que lo componen, diseñados por el arquitecto D. Guillermo Vázquez Consuegra.





         Pero, no menos interesante es también el proyecto museográfico y las instalaciones del mismo, obra del arquitecto Boris Micka, que recorrimos de la mano del Dr. D. Iván Negueruela, su actual director, el cual ha desarrollado una intensa labor hasta convertirlo en un centro de referencia a nivel mundial, en el ámbito de la arqueología subacuática.




         Entre los elementos más llamativos de lo que allí se muestra, son los referidos a los pecios de dos buques fenicios encontrados en la bahía de Mazarrón y excavados, entre 1993 y 2005, bajo la dirección del Dr. Negueruela, uno de los cuales está protegido por un modelo de “caja fuerte” in situ que se ha convertido en un modelo a imitar en cuanto a protección del patrimonio subacuático.




         Especial relevancia tiene la muestra de ánforas de distintos tipos, expresión de la importancia que Cartagena tuvo como puerto comercial. Junto a ellas se exhiben cepos de anclas y otros materiales que se transportaban en los buques.






El último espacio expositivo está dedicado al tesoro encontrado en el pecio de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes que, tras lograr su restitución a España, fue depositado, en 2012, en este museo. Aquí pueden verse los distintos tipos de monedas de plata que transportaba y algunas de las de oro, que embarcó en menor cantidad. Junto con las restauradas se exhiben otras en acúmulos, como fueron encontradas.





         Muy curiosas son las maquetas de secciones de buques con la carga estibada en las que no faltan las inevitables ratas, siempre presentes en ellos y, en casos especialmente difíciles, fuente de alimentación para sus maltrechos tripulantes.






Maquetas del puerto en diferentes épocas y una amplia oferta de medios interactivos, completan la dotación de este museo que, con instalaciones complementarias, como su hermosa cafetería con vistas al puerto, nos ha causado una excelente impresión.

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