El pasado mes de enero, cuando aún no
se había apagado el eco de las fiestas navideñas, el activo grupo de
naturalistas, encabezado por D. Manuel García Cebrián (que nos ha remitido la
información y las fotos) programó una excursión a Grisel, donde se encuentra
una de las formaciones geológicas más interesantes de nuestra zona, el pozo de
los Aínes.
En esta ocasión contaban con una guía de excepción, la hija
de Dª. Julia Ciria, destacada geóloga que acababa de regresar de Groenlandia,
donde había estado estudiando los glaciares y su evolución en torno al cambio
climático.
De manera clara y precisa, con la ayuda de gráficos, explicó
la génesis de la dolina de Grisel. Comentó que, durante el Paleozoico, un mar
de poca profundidad cubría casi toda la Península Ibérica, en el que se fueron
depositando materiales procedentes de la erosión, durante el Mesozoico
Ya
en el Mioceno, con el II Plegamiento Alpino, esta zona se elevó y se formó el
denominado Lago del Mioceno de carácter endorreico, continuando la
sedimentación de materiales. La evaporación del agua (dulce) dio lugar a las
actuales calizas de la Muela de Borja, junto con yesos y nódulos de silex.
Posteriormente, este lago encontró su salida hacia el Mediterráneo, dando origen al
actual valle del Ebro.
Este
ambiente de rocas sedimentarias calizas es el que ha dado lugar a este relieve
kárstico de materiales solubles en el agua acidulada (agua con CO2) y como
consecuencia, a la formación de dolinas.
Una
dolina es un “hueco o pozo” creado por el hundimiento de capas de calizas o
yesos debido a la acción de las aguas. Este hundimiento puede producirse por
una fractura (una falla, por ejemplo), por una disolución de materiales a
través de grietas, o debido al hundimiento de la cobertura de una cavidad
(dolina de colapso).
En
el término municipal de Borja, la laguna de la Tellana, en torno a la que se asentó
una comunidad prehistórica, es en realidad una especie de ‘dolina grande’ que
recibe el nombre de “polje”.
Tras estas explicaciones se dirigieron ya al famoso pozo (la
dolina de los Aínes) que fue acondicionado, hace algunos años, dentro del Plan
de Competitividad Turístico del Moncayo, gestionado por D. Javier Bona. Fueron
colocados carteles explicativos que se complementan mediante las explicaciones
de un sistema que se activa con sensores. También se acondicionó la escalera interior que permite acceder a la
plataforma de acero inoxidable, desde la que se puede contemplar perfectamente
el interior del pozo.
Hasta allí llegaron los expedicionarios, para admirar la vegetación
húmeda subtropical que crece en su interior, debido a que se mantiene una
humedad y temperatura (10º C.) más o menos constantes.
Helechos
como “cabello de Venus o culantrillo” (Adiantum
capillu-veneris), sardinera (Asplenium
viride), el helecho hembra (Athyrium
filix-femina) y, sobre todo el helecho conocido como “lengua de ciervo” (Asplenium scolopendrium), junto con
hiedra y lianas largas y resistentes, son algunas de las especies de este
sorprendente lugar, asociado además a una antigua leyenda.
Recorrieron después Grisel, una pequeña localidad de la
comarca de Tarazona y el Moncayo que, además del citado pozo, cuenta con otros
importantes atractivos, como la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción
y, por supuesto, su castillo. Además, al pie del mismo, se ha recreado una cabaña
circular de piedra seca, recordando las que existen en su término municipal.
En las muros del castillo vieron Beleño blanco (Hyoscyamus albus), una planta rupícola
venenosa que tiene muchos alcaloides. Uno de los principales es la hiosciamina. En los pueblos
primitivos se utilizaba como afrodisíaco, siendo el principal componente de los
"filtros de amor". Pertenece a la familia de las Solanáceas que han
sido asociadas desde antiguo con la magia y la brujería.
Pero,
por sus propiedades, también se empleó como narcótico y está documentado en
Cataluña su uso para aliviar el dolor de muelas, inhalando por la boca el humo
producido al quemar hojas de beleño en un recipiente metálico.
Otra
especie que encontraron es la Parietaria (Parietaria
judaica), una planta rupícola que crece entre las grietas de los muros y
paredes (de aquí su nombre: "parietaria") donde otras plantas no
pueden competir con ella. Se ha utilizado como diurética y para las infecciones
de las vías respiratorias. El envés de sus hojas posee unos pelitos que, como
el velcro, hace que se peguen a los tejidos. También se le llama
"cañarroya" por el color de sus tallos.
En el castillo, convertido en hotel por D. Manuel Giménez Aperte,
fueron atendidos por D. Luis Zueco Giménez que recientemente ha logrado el
Premio a la mejor experiencia turística de Aragón, el cual les mostró todas las
instalaciones.
Tras la visita al monte de la Diezma o Ciezma, desde el que
se podían contemplar la cumbres nevadas del Pirineo, el recorrido terminó en
Ainzón, donde Dª. Isabel Cartagena y D. Pedro José Aznar les ofrecieron, con
suma amabilidad, su bodega para comer y saborear la amistad y los buenos
momentos vividos juntos. Un extraordinario menú, a base de ensaladas y una
barbacoa, constituyeron el más adecuado remate a otra de las jornadas de este grupo
de aficionados a la Naturaleza, a través de los cuales estamos descubriendo
muchas cosas de nuestro entorno.
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