Pedro Domínguez Barrios nos acaba de enviar información e
imágenes de una presa existente en el término municipal de Alberite de San Juan
cuya existencia había pasado desapercibida. Los restos conservados de ella se
ubican, casi equidistantes, de otras dos obras hidráulicas más importantes y
conocidas: el azud de Magallón, dentro del término de Alberite (junto al molino
y el desaparecido lavadero), y el viaducto de la canal (salto de la acequia del
plano sobre el Huecha), a unos 200 metros del puente de la carretera (hoy sin
servicio y abandonado).
Lo curioso es que el Prof. D. Eusebio García Manrique, en su
importante obra Las comarcas de Borja y
Tarazona y el somontano del Moncayo, sí la refleja como puede constatarse
en este plano (enmarcada en rojo), aunque en él omite el conocido azud de
Magallón, y en su posición señala el de Bureta, situado aguas arriba.
Se
conservan restos de la obra en ambas márgenes del río, así como en el centro
del cauce, aunque la maleza les hace pasar desapercibidos.
Del
estribo de la margen izquierda, se mantiene un muro de cal y canto de unos dos
metros de espesor, cortado casi a plomo en el extremo del río y por el otro
extremo se adentra unos 7 metros en la zona de huertos, a partir de esta
distancia el muro continua su prolongación con menor espesor pero con ejecución
más cuidada, sirviendo de medianera a los huertos.
En la cara frente a la corriente tiene unas
acanaladuras o hendiduras semicirculares verticales más o menos equidistantes,
como para alojar rollizos de madera. En su prolongación a escasa distancia se
encuentra una almenara (a la que dedicaremos un próximo artículo), indicando
que ésta formaba parte de la obra.
En
línea recta con ese estribo y en el centro del cauce, se conserva una pila, o
fragmento de la base de la presa, de hormigón de aspecto romano, que asimismo
tiene dos hendiduras como las del muro antes descritas, pero en la cara
transversal a la corriente, como si hubiesen servido de guía a una tajadera, lo
que da pie a pensar que tuviese otra simétrica en el otro lado para encajar en
esas guías la tajadera o presa, (en el centro del río no se observan restos de
fábrica). No obstante, esta hipótesis contrasta con la envergadura del estribo.
Esta pieza tiene 3 metros de espesor por unos 2 de alto; se intuye que la
fábrica continua oculta en los espesos zarzales.
Del
otro estribo de la margen izquierda, se conserva su arranque a la misma altura
que el anterior. De forma curva, para hacer tangencia con la recta central, y
construido con ese mismo hormigón que antes hemos señalado, está peor conservado
que el otro.
Es
llamativo el número de obras hidráulicas existentes en el río Huecha, a su paso
por esa zona. La que ahora nos ha “descubierto” Pedro Domínguez debe ser
estudiada con atención, incluso desde el punto de vista arqueológico.
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