No son muchos los Alcaldes de la ciudad que hayan sido
distinguidos con condecoraciones civiles, aunque algunos han sido poseedores de
algunas militares en virtud de su trayectoria personal.
Sin embargo, acabamos de encontrar en la prensa regional la
noticia de que, en marzo de 1882, dos miembros de la corporación municipal
recibieron dos importantes condecoraciones.
Uno de ellos fue el Alcalde D. Domingo Sarría Navarro, que
ejerció el cargo entre el 1 de julio de 1879 y el 1 de julio de 1883, al que le
fue concedida la encomienda de la Orden de Isabel la Católica.
Era abogado de profesión, ejerciendo como fiscal en los
juzgados de Borja y como Juez Municipal, aunque también se hizo cargo del
Juzgado de Primera Instancia de manera circunstancial en 1873. Fue, asimismo,
Diputado Provincial.
La
Real Orden de Isabel la Católica había sido creada, el 14 de marzo de 1815, por
Fernando VII, para “premiar la lealtad acrisolada y los méritos contraídos en
favor de la prosperidad” de los territorios americanos. Como estos se perdieron
poco después, fue otorgada a personas destacadas por sus méritos, entre los que
debía encontrarse el alcalde borjano.
A pesar de la información periodística, no hemos encontrado
el Real Decreto de concesión ni el de confirmación, lo cual no quiere decir que
la noticia fuera infundada, aunque es extraño.
En cambio, sí hemos encontrado el correspondiente al
nombramiento de D. Vicente Aguilera Pellicer, como Caballero de la Real Orden
de Carlos III. En aquellos momentos era Concejal pero, posteriormente, desempeñó
la Alcaldía entre el 1 de julio de 1887 y el 1 de julio de 1890. En la noticia
periodística se destacaba que un “rico propietario e individuo de aquel
ayuntamiento”.
La
Real y Distinguida Orden Española de Carlos III fue creada por ese monarca, con ocasión del
nacimiento de su nieto, hijo del infante D. Carlos (futuro Carlos IV), aunque el
niño, al que se dio el nombre de Carlos Clemente Antonio, falleció antes de
cumplir los tres años.
Tenía
como objetivo premiar a quienes se hubiesen destacado por sus buenas acciones
en beneficio de España y la Corona. La puso bajo la advocación de la Inmaculada
Concepción, de ahí el color, y desde sus inicios fue la más importante
condecoración civil española.
El
decreto de concesión a D. Vicente Aguilera llevaba fecha de 8 de mayo de 1882,
algo que nos ha sorprendido, dado que la noticia había aparecido en la prensa
en marzo de ese año. Pero aún nos ha sorprendido más encontrar otro Decreto, de
15 de julio de ese mismo año en el que se declaraba que la concesión había
caducado porque D. Vicente Aguilera “no había satisfecho los derechos
establecidos”, lo que quería decir que, por causas que ignoramos, no había
ingresado la cantidad establecida para todas las concesiones. Algo llamativo,
dado el honor que representaba tan alta distinción, aunque fuera en la
categoría de “caballero”, inferior a la de “comendador”.
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