sábado, 20 de febrero de 2021

La casa de Don José María Castellot

 

         Ha llegado a nuestro poder esta antigua fotografía en la que, en primer término, aparece la que, para todos los que ya peinan canas o no pueden hacerlo por haber sufrido la pérdida de su cabello, será siempre la casa de D. José María Castellot. Más adelante puede verse el taller mecánico Franco que allí existía, especializado en la reparación de motos, a las que era gran aficionado su propietario. El edificio estaba y está junto a la N-122 que, en aquellos momentos, aún conservaba la pavimentación con adoquines a la que es posible ya se hubiera dado un ligero riego asfáltico pues da la impresión de conservar restos del mismo.



         La fotografía nos ha servido para recordar la figura de D. José María Castellot Miguel quien, desde su adolescencia, dedicó su vida a la formación de la juventud, primero como instructor de los exploradores (en la primera imagen aparece junto a Fausto Pelegrín, jefe de la Tropa de Borja) y posteriormente como maestro ejemplar que tantas cosas enseñó no sólo a sus alumnos, sino a quien, posteriormente, llegaría a ser Rey de España.

Porque D. José María era uno de esos prototipos de “maestro” en el más profundo sentido de la palabra. Tras una intensa jornada en el Grupo Escolar, pasaba a impartir las clases de Bachillerato en el Colegio de Ntra. Sra. del Carmen y los fines de semana los dedicaba a completar particularmente la formación de algunos alumnos aventajados.


         La casa se mantiene en pie en la actualidad y sigue en poder de una de sus nietas. También mantiene su estructura la casa colindante, aunque el taller desapareció hace tiempo. Hubo un momento en el que quisimos honrar la memoria de D. José María y de otro importante maestro, D. Plácido Galán, proponiendo que a la carretera se le diera el nombre de “Avenida Galán Castellot”. No fue tomada en consideración esa sugerencia y terminó recibiendo la denominación de “Espiolla”, como popularmente era conocida porque allí se sentaban las ancianas (junto a la Callejuela) para despiojar a sus nietos. Siempre nos ha parecido increíble que nos sintamos orgullosos de haber incorporado al callejero ese término de “despiojar”. Habrá que reconsiderarlo cuando, tras la construcción de la variante, ese tramo de la carretera vuelva a ser un bonito paseo. No creo que los que recibíamos lecciones de D. José María en su casa lleguemos a verlo.



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