A
través de las dos páginas del reportaje dedicado a Añón que Heraldo de Aragón publicó ayer, dentro
de la serie “Aragón es extraordinario”, nos hemos enterado de algunas cosas que
revela Pablo Ferrer y que desconocíamos.
Entre ellas, la labor que está realizando Miguel Ibáñez, el propietario de ese excelente restaurante que es “El molino de Berola”, que ha puesto en marcha el cultivo de la trufa en la zona del Moncayo, producto que después le sirve de complemento para el menú que ofrece en su restaurante. Pero, además, produce dos variedades de alubias (trapera y rastrojera) que comercializa con el nombre de “Anyon”.
Otros
personajes que desfilan por el reportaje son Cándido González con el merendero
que tiene junto a las cuevas del Rey y la miel que produce con la marca “Monasterio
de Veruela”, y Curro Fatás que está al frente del establecimiento hostelero
situado en el interior del castillo de Añón, con doce habitaciones disponibles.
Al
margen de estas singulares biografías, la localidad ofrece numerosos atractivos
junto con un inigualable emplazamiento natural. Su hermosa iglesia parroquial
merece ser visitada y, a lo largo del año, ofrece otros atractivos como el
singular espectáculo del “Salto de la tía Luviges”, la recreación histórica que
recuerda la llegada de la Orden del Hospital, o la marcha anual por la Ruta del
Acebo.
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