miércoles, 10 de febrero de 2021

Paseo hasta San Jorge

 

         Cuando se hace referencia a los parques de Borja, especialmente a los nuevos espacios ajardinados creados en los últimos años, no se suele mencionar a la zona verde que rodea a la ermita de San Jorge, cuando por sus características y su proximidad al casco urbano, merecería tener la consideración de parque.


         Recientemente hemos vuelto a ese lugar, constatando que, gracias al cuidado que le dispensa el M. I. Ayuntamiento, se encuentra en aceptable estado de conservación, permitiendo disfrutar de un lugar muy agradable en torno a un monumento de origen medieval que constituye un elemento destacado de nuestro Patrimonio Cultural, siendo además una de las pocas ermitas dedicadas en Aragón al Patrón del Reino.

         Pero, el mantenimiento de un edificio de esas características requiere una atención constante que no siempre se le ha dedicado. Rafael García ya mencionaba que, a finales del siglo XIX, estaba derruida siendo reconstruida en 1889, por iniciativa de mosén Domingo Pereda que reunió las aportaciones voluntarias necesarias para ello.

         Ahora, revisando los periódicos históricos borjanos hemos encontrado que, en 1920, estaba nuevamente en ruinas y el Alcalde y el Párroco de Santa María decidieron abrir una suscripción para repararla, encabezándola el Ayuntamiento con 50 pesetas.

         Nuevamente, en 1972, Francisco Domínguez Pablo alertaba desde Heraldo de Aragón sobre el estado de San Jorge sin que nada se hiciera por lo que, en 1976, se encontraba en riesgo de derrumbamiento. Ese año, junto con los corresponsales en Borja de la prensa aragonesa, Manuel Gracia publicó un artículo en el Heraldo con el título “Atención a San Jorge”, lo que no impidió el progresivo deterioro de la ermita. Fue finalmente la corporación municipal presidida por D. Luis María Garriga quien asumió la restauración y, en 1981, encargó al Centro de Estudios Borjanos un proyecto de adecuación del monte como parque que sirvió de base para las obras realizadas al año siguiente. De todo ello, informaron puntualmente los medios de comunicación a través de crónicas conservadas en nuestro archivo.



         Ahora no hay que esperar tanto tiempo para que el Ayuntamiento haga frente a los actos vandálicos que siguen ocasionando algunas personas. El pasado año ofrecemos una imagen de la pintada realizada en el exterior de la ermita (una más), pudiendo comprobar ahora que fue borrada, aunque dada la reiteración de estos hechos, el borrado individual de las pintadas da lugar a un “mosaico” de cuadros de diferentes tonalidades.


         En la cabecera de la ermita pudimos apreciar un desprendimiento en el revoque del muro. No es la primera vez que ocurre y quizás sería conveniente repararlo ahora, antes de que alcance una mayor magnitud.



         Por lo demás, apenas hemos visto basura en esta ocasión y salvo un desperfecto puntual en el cercado de madera, el estado era sumamente agradable para disfrutar de las hermosas vistas que desde allí se contemplan. Pero, al margen del cuidado que pueda dispensarle el Ayuntamiento, se requiere de la colaboración de todos. Hay papeleras para arrojar envases y papeles, siendo inexplicable que se dejen en el monte o que se lancen piedras a las plantas, como muestra esta última imagen.



         San Jorge es, sin duda, una de las zonas más bonitas para el disfrute colectivo y su cuidado y potenciación es algo que a todos nos atañe. Zonas verdes, juegos infantiles, fuente, iluminación, un monumento importante, son cosas que ya existen. Quizás sería conveniente instalar un panel explicativo con la historia y características de la ermita, para conocimiento de los visitantes. En cualquier lugar de España se ofrece este tipo de información. Curiosamente en Borja, salvo un intento realizado con placas de metacrilato, no suele ser frecuente. Hemos visto carteles en el Santuario de Misericordia y en la Estanca, pero no en los monumentos de la ciudad y en sus espacios verdes.






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