jueves, 28 de marzo de 2019

Los primeros bares borjanos


         En el recorrido que pretendemos efectuar por la historia de la hostelería borjanos vamos a comenzar hoy con los establecimientos creados en el siglo XIX que, entonces, no se denominaban “bares”, palabra que no comenzó a ser utilizada hasta comienzos del XX, por influencia americana. Al fin y al cabo “bar” es la barra o mostrador en el que se dispensan las bebidas y, anteriormente, lo habitual era que sólo se sirvieran en las mesas dispuestas al efecto. Eran los “cafés” que tanto auge experimentaron como lugares de reunión y tertulia, ahora casi extinguidos, aunque subsisten locales que llevan la denominación de “Café-Bar”.

         En Borja, uno de los primeros cafés que fueron inaugurados fue el “Café de Botibomba” que se encontraba situado en la calle Mayor, en un local comercial que hace esquina con la de Martín Sierra, en el que se reunían los políticos republicanos de la época. Ha pasado a la historia ya que, en 1863, fueron detenidos allí D. José Díaz Ilarraza, D. Miguel Lardiés, D. Francisco Pasamar y D. Pedro Marco y conducidos a Zaragoza.




         Algunos de ellos se convirtieron en relevantes personajes. Concretamente, D. José Díaz-Ilarraza Marco que había nacido en nuestra ciudad en 1816, fue Alcalde, tras la revolución de “La Gloriosa”, cargo que desempeñó entre el 19 de octubre de 1868 y el 1 de enero de 1869. Era militar y alcanzó el empleo de general, estando enterrado en el cementerio de Borja.



Miguel Lardiés y Callizo pertenecía a una familia acomodada, por lo que pudo ser educado como interno en el colegio Ponzano de Zaragoza. Muy pronto destacó por sus ideas revolucionarias que encontraron adecuado caldo de cultivo en una ciudad como Borja, donde se sucedían las revueltas y conspiraciones. Perseguido por el gobierno, tuvo que huir hasta que pudo beneficiarse de un decreto de amnistía. El 1 de enero de 1854 fue elegido Alcalde de Borja, contribuyendo al pronunciamiento de aquel año. Tras su detención en 1863, se distinguió como capitán de la Milicia Nacional hasta que, en 1865, decidió retirarse de la actividad política, como consecuencia del cambio de gobierno que tuvo lugar ese año. Sin embargo, continuó siendo fiel a sus ideales y, en 1865, fundó un casino en el que reunía a buena parte de la juventud borjana, a la que intentó sumar a la causa republicana (de los casinos hablaremos otro día). Participó activamente en el pronunciamiento de 1866, siendo detenido y trasladado a Zaragoza para ser sometido a un Consejo de Guerra. Poco después se encontraba en libertad, relacionándose por carta con los más destacados líderes republicanos del momento. Tuvo un papel muy destacado en la revolución de la Gloriosa y sustituyó al frente de la Alcaldía a D. José López-Ilarraza, desempeñando el cargo entre el 1 de enero de 1868 y el 1 de enero de 1869. Cesó al ser elegido Diputado a las Cortes Constituyentes por la circunscripción de Zaragoza. Volvió a desempeñar la Alcaldía de nuestra ciudad durante otros dos períodos: del 16 de enero de 1870 al 1 de enero de 1871 y del 1 de febrero de 1872 al 24 de agosto de 1873. Entre ambas etapas fue Gobernador Civil de Cuenca.

Lardiés fue el líder indiscutible de los republicanos borjanos y gozó de gran prestigio. Al proclamarse la I República quisieron dar su nombre a la calle de las Botigas (ahora Coloma). La propuesta del Comité Republicano no contó con la aprobación del Alcalde que era entonces el propio Lardiés. Curiosamente, en 1920, siendo Alcalde D. Rodolfo Araus fue aprobado el cambio de denominación de seis calles para honrar la memoria de destacados personajes borjanos y de nuevo se dio el nombre de “Miguel Lardiés” a la calle de las Botigas, aunque el acuerdo no llegó a materializarse.




         El nombre de otro de los detenidos D. Pedro Marco nos plantea algún problema. Pensamos que se trataba de D. Pedro Marco Cadena que falleció el 24 de julio de 1868, siendo concejal del Ayuntamiento surgido tras la revolución de ese año y que está enterrado en el panteón del M. I. Ayuntamiento del cementerio de Borja. La otra posibilidad es que se tratara de su hijo D. Pedro Marco Durango que fue Alcalde durante la I República, aunque nos decantamos por la primera opción.
         El comentario sobre el “Café de Botibomba” nos ha permitido recordar a destacados personajes de la época, pero no podemos afirmar que fuera el primer café borjano, dado que la denuncia que desencadenó la detención de estos republicanos partió de otro establecimiento, competidor de ese café, donde anteriormente se reunían. No conocemos el nombre de dicho café, aunque en posteriores artículos haremos referencia a otros existentes en el siglo XIX.

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