El
viaje a Morella nos ha permitido conocer “in situ” los trabajos de restauración
de la puerta de los Apóstoles de la basílica de Santa María la Mayor que, en
estos momentos, se encuentran en curso de realización, tras la finalización de
la modélica investigación llevada a cabo por un conjunto de investigadores de
diversas instituciones españolas y europeas. Acompañados por D. David Juanes
Barber, jefe del equipo encargado de la restauración pudimos ascender por los
andamios para contemplar los elementos que componen esta espectacular portada,
una experiencia realmente maravillosa.
Porque,
realmente lo es el poder acercarse a esas representaciones plásticas de los
Apóstoles que le dan nombre, percibir detalles de su iconografía o los restos
de la policromía que han sido objeto del detallado estudio previo.
Especialmente
espectacular, a tan corta distancia, resulta el friso situado bajo el tímpano,
así como la carpintería ya restaurada de la gran puerta de acceso.
Pero,
aún lo es más, la escena de la Coronación de la Virgen que constituye el motivo
principal del tímpano, donde por estar más protegido se ha conservado mejor la
policromía, tanto la original como la de diversas intervenciones posteriores.
También
nos llamaron la atención esta representación de ángeles músicos en la basa de
la imagen de la Virgen del parteluz, con instrumentos coetáneos a la época que
será objeto del próximo Congreso Internacional de Musicología que se celebrará
en nuestra ciudad el próximo mes de abril.
Pero
el objeto de la reunión científica era presentar, como ya hemos señalado, los
resultados del estudio previo a la restauración, tanto a los especialistas
convocados como a los habitantes de Morella.
Como
expresión de todo ello ha sido elaborada una maqueta tridimensional que, junto
a unos paneles explicativos, fue instalada en el patio de la Casa Consistorial,
siendo descubierta por el Sr. Alcalde de Morella D. Rhamsés
Ripollés Puig y la Directora del IVCR+i Dª. Gemma María Contreras Zamorano,
junto con los técnicos que han intervenido en su realización.
El
resultado sorprende por los colores empleados que son fruto del minucioso
estudio efectuado, a partir de los restos conservados. Naturalmente, la
restauración no pretende devolver el colorido original, sino que será meramente
conservadora pero permite constatar, como antes ocurrió con las esculturas de
la Antigüedad clásica, que su aspecto era muy distinto al que ha llegado hasta
nosotros. Ahora, nos parecía excesivamente detonante pero lo cierto es que,
tanto las portadas románicas (como es el caso del Pórtico de la Gloria) o el de
las góticas estaban vivamente policromadas por lo que la percepción visual de
esos templos, con sus interiores también pintados, distaba mucho de esa idea de
“oscurantismo” en el que, frecuentemente, los hemos venido percibiendo.
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