sábado, 16 de marzo de 2019

Presencia de nuestra comarca en las Exposiciones Universales II. Viena, 1873


         Como anunciábamos ayer, hoy vamos a detenernos en la Exposición Universal celebrada en Viena, en 1873, en la que hemos encontrado alusión a la participación de productos procedentes de Borja y de otras localidades de nuestra zona, lo que ha constituido para nosotros una sorpresa.

         Era la quinta de las grandes exposiciones de este tipo y para acogerla se diseñó un recinto de 233 hectáreas en el Wiener Prater que había sido antiguo coto de caza imperial, algo parecido a la Casa de Campo de Madrid. El interés por estas exposiciones había ido aumentando y la de Viena reunió a 26.000 expositores de diferentes países que construyeron sus propios pabellones. Para hacernos una idea de lo que representó hay que tener en cuenta que sus dimensiones fueron cinco veces superiores a la anterior exposición celebrada en París.
 



         El edificio central y, en cierto modo, símbolo de la muestra era “La Rotunde”, un pabellón circular diseñado por el ingeniero escocés John Scott Russell que, lamentablemente, terminó destruido por un incendio en 1937.

         La exposición fue inaugurada el 1 de mayo de 1873 con la presencia del emperador Francisco José que había sido el gran impulsor con el propósito de dejar patente la importancia del imperio austro-húngaro en unos momentos en los que intentaba superar la crisis provocada por sus derrotas frente a Francia y el Piamonte, en 1859, y frente a Prusia en 1866.



         El gobierno español se tomó muy en serio su presencia en la exposición y se establecieron depósitos para reunir los productos que iban a participar, los cuales convenientemente embalados se remitieron por vía férrea hasta Viena.
         En la Gazeta de Madrid se publicaron los nombres de todas las personas que enviaron muestras y, gracias a esas relaciones, hemos podido encontrar las procedentes de nuestra comarca.
         Desde Borja envió “Jabón blanco y marmóreo”, así como aceite de oliva D. Pedro Marco Durango; D. Anselmo Montorio, cáñamo; D. Hermenegildo López, “vino de cuatro años”; y D. Francisco Pasamar, “vino común de tres años”.
         Ainzón estuvo presente con “vino de dos clases” enviado por D. Manuel Zalaya; y con “vino común” de D. José Cintora. Por su parte, D. Pedro Pablo Milagro remitió desde Huechaseca otras muestras de vino. También estuvo representado Gallur por medio del maíz que presentó D. Miguel Hipólito de Val, el abuelo de D. Francisco Nogués de Val, natural de Borja.

         Hubo también una amplia participación de otros lugares de Aragón con productos agrícolas o minerales de las cuencas de Teruel o lana y frutos diversos de Huesca. Pero también otras manufacturas como piezas talladas en marfil y madera de D. Antonio Noailles, de Zaragoza; un pañuelo bordado de D. Rafael Perez Casanova, también de Zaragoza; o el traje aragonés que envió la Comisión Provincial de la capital. Como curiosidad podemos señalar que el farmacéutico de Caspe D. Manuel Albareda Rabinad presentó unas muestras de opio cultivado en esa ciudad que ofrecía la particularidad de tener una mayor proporción de alcaloides de los que se importaban para usos medicinales.




         El pabellón español fue proyectado, en estilo neomudéjar por el arquitecto D. Lorenzo Álvarez Capra y debía haber sido construido con ladrillo, pero surgieron numerosas dificultades, por la imposibilidad de trasladar los materiales y finalmente se tuvo que optar por levantarlo de madera, aunque simulando ladrillo con los revestimientos exteriores. Ello provocó un considerable retraso, hasta el punto de que no pudieron colocar todos los expositores hasta dos meses después de ser inaugurada la exposición, aunque tuvo una gran acogida. Las revistas de la época, como La Ilustración Española y Americana, dedicaron una amplia cobertura al evento, reproduciendo grabados como los anteriores, en los que se mostraba el proyecto de pabellón y el resultado final.




         También de la misma revista son estos grabados de la planta baja del pabellón, en los que aparecen los stands de Aragón. En el segundo de ellos, a la derecha se puede ver la pirámide con los vinos de nuestra tierra, entre otros de diversa procedencia.




         Pero la exposición tenía como lema “Cultura y Educación” y, por ese motivo, la segunda planta del pabellón de España estuvo dedicada al Arte, teniendo como eje la sala del “Arte Militar”, desde la que se accedía a la de Pintura y Escultura, por un lado, y a la de Arqueología, por otro. En esta última se presentaron los vaciados de las esculturas ibéricas encontradas en el Cerro de los Santos que acababan de incorporarse al Museo Arqueológico Nacional y que, por su fragilidad, no se consideró conveniente enviar los originales, optando por unas copias de gran calidad que permitieron dar a conocer, por vez primera en Europa, ese excepcional conjunto.





         Y llegamos así al apartado de los premios que fueron concedidos. Los hubo de tres categorías: Medalla de Progreso, Medalla de Mérito y Diploma de Mérito, además de otras distinciones como “Medalla de Arte”, “Medalla de Cooperación” o “Medalla de Buen Gusto”.
         Debemos resaltar que, entre los representantes de nuestra comarca, obtuvo una Medalla de Mérito D. Pedro Pablo Milagro con sus vinos de Huechaseca y Diploma de Mérito D. Pedro Marco Durango de Borja por sus aceites; y D. Manuel Zalaya de Ainzón, por sus “vinos de dos clases”.
         Un resultado muy satisfactorio ya que entre todos los expositores aragoneses sólo hubo dos Medallas de Progreso, una para D. Sixto Allué, de Huesca, por un vino clarete dulce y otra para el Sr. Lichtenstein y Cía, de Zaragoza.
         Además de ellos los participantes de la provincia de Huesca obtuvieron 3 Medallas de Mérito y 10 Diplomas de Mérito. Los de Teruel 1 Medalla de Mérito y 2 Diplomas, mientras que los de Zaragoza, incluyendo a los nuestro, lograron 17 Medallas de Mérito y 24 Diplomas de Mérito.


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