Recientemente, un grupo de personas se desplazaron hasta las mugas que delimitan la “frontera” entre Aragón y Navarra, donde el Presidente del Centro, impulsado por un arranque de patriotismo intentó ampliar el territorio aragonés sin conseguirlo, debido a su avanzada edad y lamentable forma física.
El objeto de la expedición a tan remotos parajes era reconocer la antigua calzada que discurre por aquel lugar y de la que se conservaban, hasta hace poco, algunos restos. Se trataba de la vía que unió Caesaraugusta con Asturica por la que, posteriormente, discurrió lo que se conoce como el Camino Jacobeo del Ebro. Un ramal de la misma que conduce hasta Borja fue señalizado hace algunos años, gracias a una iniciativa impulsada por nuestro buen amigo Juan Ferrer Figueras. Lamentablemente, los hitos que marcan ese itinerario fueron víctima muy pronto de acciones vandálicas y, en todos ellos, desaparecieron los correspondientes rótulos y, en algunos de ellos, incluso las características vieiras.
A pesar de los esfuerzos realizados por los guías indígenas que acompañaban a los intrépidos exploradores, no pudieron ser localizados los restos de la calzada de la que, sin embargo, se conservan testimonios gráficos en el archivo del Centro, los cuales ofrecemos a nuestros lectores sin tener constancia de que subsistan todavía.
En ellas puede apreciarse la estructura del pavimento, formado por un empedrado, trabado con argamasa y sobre la base de varias capas compactadas.
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