martes, 25 de octubre de 2011

Fuentes de Borja: La fuente del Campo del Toro



            Aunque con el tiempo llegó a convertirse en el centro de la ciudad, el Campo del Toro fue, inicialmente, un espacio situado al otro lado de la muralla. Es curioso que fuera elegido para edificar allí la Casa Consistorial, a comienzos del siglo XVI. A pesar de ello, continuó siendo una zona sin demasiadas viviendas, lo que hizo posible que, en el siglo XVII, pudiera levantarse en uno de sus lados el convento de agustinos descalzos.
            Allí se encontraba una de las tres únicas fuentes que existieron en Borja, hasta 1800. Las otras eran la de las Canales, dentro del casco urbano, y el llamado “brollador de San Francisco”, en la actual plaza del mismo nombre.
            La fuente del Campo del Toro, también denominada “de Fondicuelo”, recibía el agua de la acequia de Marreque. Ignoramos sus características, pero debía ser muy sencilla y con un pequeño pilón. El agua sobrante se perdía en la tierra hasta que, en 1628, se ordenó canalizarla hacia la portería del convento contiguo.
            Ha quedado constancia en la documentación municipal de varias reparaciones a las que fue sometida en el transcurso del tiempo, aunque esa  fuente no ha llegado hasta nuestros días.
            Porque la fuente actual, situada en el centro de la plaza, fue inaugurada el 31 de julio de 1887, siendo alcalde D. Tomás Sánchez Saldaña, un ilustre médico borjano que tuvo que hacer frente a la epidemia de cólera de 1885, y volvió a ser elegido alcalde en 1897. Del acto se conservan fotografías y grabados, pues de ello se hizo eco la revista La Ilustración Española. El nombre con el que se le cita de "fuente de Rivas" procede de esta antigua localidad, próxima a Maleján, donde se encuentra el manantial de Marreque que la alimenta.




            La fuente de fundición y producción industrial, con un bien labrado pilón en torno suyo, arrojaba el agua por los caños y por los angelotes que la rodean. También funcionaba el surtidor superior, constituyendo motivo de admiración para los vecinos.




            Durante mucho tiempo fue el único elemento ornamental de la plaza que, en la fotografía superior tiene un aspecto bastante desolado, sin ningún árbol y con sólo las cuatro primeras farolas eléctricas que se instalaron.




            Más tarde se llegó a cometer el despropósito de utilizar a la propia fuente como soporte para la iluminación de la plaza. En la fotografía puede verse la estructura metálica que se añadió con las tres farolas a las que servía de apoyo. También se aprecian los primeros árboles plantados.




            El añadido duró poco, así como algunos de los árboles. En este nueva fotografía, relativamente reciente, pues ya ha desaparecido el antiguo convento de agustinos y, en su lugar, se alza el edificio de la Caja de Ahorros, los árboles sobreviven en uno de los lados y la fuente permanece aislada.




            Siendo alcalde D. Jesús Pellicer se procedió a la urbanización de toda la plaza que tenía el aspecto que muchos de nosotros hemos conocido. Fue, en su momento, una obra que tuvo gran impacto y sobrevivió hasta que, durante uno de los primeros mandatos de D. Luis María Garriga, se efectuó la reforma actual y se convirtió toda la plaza en un espacio peatonal.



            Esta es la situación actual de la fuente que dista mucho de ser la más adecuada, como consecuencia de los desperfectos producidos por el vandalismo urbano.  Por ello, consideramos necesario que se adopten las medidas necesarias para devolver a este elemento de indudable interés a su primitivo estado, reponiendo los elementos destrozados y procurando que el agua vuelva a fluir como en el momento de su inauguración.




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