A
raíz de la publicación de los artículos dedicados a la campana de la ermita de
San Jorge, hemos recibido varias peticiones interesándose sobre el resto de las
campanas existentes en Borja. Sin lugar a dudas, las más importantes son las
que conforman el singular conjunto de la colegiata de Santa María, de las que
nos ocuparemos más adelante.
Hoy
queremos hacer referencia a las de la iglesia de San Bartolomé y lo hacemos con
la colaboración de Enrique Lacleta que, con cierto riesgo, ha procedido a
fotografiarlas con mucho detalle.
En
la actualidad, la iglesia dispone de dos campanas emplazadas en una sencilla
espadaña de reciente construcción.
Vistas desde la plaza, la derecha lleva el nombre de “San Miguel”, mientras que la de la izquierda se llama “San Bartolomé”. Ambas fueron construidas por los hermanos Portilla de Gajano (Santander) en 1985, una empresa a cuyo frente está Abel Portilla.
El
nombre asignado a las mismas no es casual ya que, a la parroquia de San
Bartolomé se le agregó, a mediados del siglo XIX, la antigua de San Miguel.
Años más tarde, en virtud de una lamentable decisión impulsada por quien
carecía de los más elementales conocimientos de Historia y de las posibilidades
que ofrece el Derecho Canónico, todas las parroquias borjanas fueron
suprimidas, creándose “ex novo” la actual parroquia de Santa María y San
Bartolomé, cuando se podía haber procedido a la agregación de las anteriores. A
algunos, este hecho podría parecerles una cuestión baladí pero no lo es, desde
el punto de vista histórico. La propia Iglesia suele ser muy cuidadosa en casos
similares, como en el de las sedes episcopales, pero en el caso de Borja se
optó por el camino menos adecuado, aunque, desde la última reforma del Código
de Derecho Canónico, fuera jurídicamente posible.
Puede
parecer llamativo que una iglesia, como la de San Bartolomé, cuyo origen se
remonta a los tiempos de la Reconquista, tenga unas campanas de construcción
tan reciente.
Lógicamente,
hubo otras que desaparecieron cuando, a mediados del siglo XX, la iglesia fue
derribada para construir el actual templo, siendo sometido su patrimonio a un
lamentable expolio, propiciado por quienes tenían la obligación de conservarlo.
Eran
también dos campanas que se llamaban “María” y de las que nos ha quedado el
artículo de uno de los más importantes especialistas en esta materia, Francesc
Llop i Bayo, que estuvo en Borja y llegó a recoger sus toques. Por su interés,
reproducimos el artículo que, sobre las mismas, figura en su web: http://campaners.com
“La
parroquia de San Bartolomé de Borja tenía dos campanas de distinto tamaño
(aunque las dos se llamaban María). La iglesia fue derribada y reconstruida sin
campanario; las campanas, si existen, no se emplean actualmente.
La jornada comenzaba
con el toque de oración y luego con el de la primera misa. Si era un día
festivo, y según la categoría de la fiesta, bandeaban la pequeñica sola, la
mayor sola o las dos para las grandes ocasiones. Para bandear la campana grande
se empujaba como en otros sitios, pero si había suficiente gente, o el campanero
se quería lucir, se sentaba en una madera, encima de la campana, y cuando la
bandeaban, ayudaba con los pies.
Para los repiques,
desde abajo, los badajos estaban atados a un cuerno de carnero colocado en la
pared opuesta a la campana; una cuerda colocada en el centro de la torre se
hundía hasta varios metros más abajo, donde un leve tirón producía el sonido
deseado.
Los campaneros eran, en
realidad, los sacristanes de San Bartolomé: esto justificaba que en las fiestas
se "echaban a bando" las campanas solo en el primero de los tres
toques: los otros dos se hacían, tirando con las cuerdas desde abajo, y
cualquiera los podía hacer...
En las grandes fiestas
había señales para ir indicando a los ausentes las distintas partes de las
ceremonias: algo así como una retransmisión en directo que los oyentes
(labradores en los campos, enfermos o ancianos) sabían reconocer.
Los toques de muertos
eran distintos según la "clase" del difunto, es decir lo que pagaba:
se hacían tocando un rato lentamente las dos campanas, y otro rato tocando las
"folías" o repique cada vez más rápido de las dos campanas y vuelta a
empezar.
Para los muertos no se indicaba el sexo, pero
sí para los moribundos: el toque de agonizar constaba como de costumbre con más
señales para los hombres (33 golpes) que para las mujeres (32). Decían:
"ya tocan a gonizar", pero surge la pregunta de cómo podían reconocer
distinta señal, con tantos badajazos y tan poca diferencia entre uno y otro
sexo.
Por la tarde se tocaba
a rosario, a "exposición mayor" o alguna otra devota asamblea, y se
finalizaba la jornada con otro toque de oración que anunciaba la llegada de la
noche, y el final del ciclo diario.”
Muchisimas gracias por su articulo y por la celeridad en dar respuesta a mi sugerencia referente a las campanas de Borja y comarca.Sigo siendo un fan de su blog!!!
ResponderEliminarsoy de borja pero siempre he conocido- por edad- san Bartolome en su estado actual en el articulo que citan dice:
ResponderEliminar“La parroquia de San Bartolomé de Borja tenía dos campanas de distinto tamaño (...). La iglesia fue derribada y reconstruida sin campanario..."
No sabia que habia habido campanario en S. Bartolome. ¿lo hubo?,¿como era? existen y magenes y ¿el interior?. me gustaria k proporcionaseis informacion sobre este tema