El
antiguo convento de capuchinos desempeñó un señalado papel en dos
acontecimientos bélicos. Durante la guerra de Sucesión, un grupo de voluntarios
borjanos hicieron frente en esa posición avanzada a las tropas austracistas
que, el 8 de de octubre de 1706, atacaron nuestra ciudad.
Para
recordar esa gesta, protagonizada por el capitán D. Benito Navarro de Egui y
San Gil y 50 borjanos, el Centro de Estudios Borjanos les dedicó una lápida en
el III Centenario de su gesta que fue colocada en la fachada de la antigua
iglesia.
Durante
la Guerra de la Independencia el convento fue transformado en fuerte por los
franceses y, en 1812, resistían en él 60 soldados del 10º Regimiento de Línea,
al mando del capitán Rouillac.
El
13 de octubre de ese año, el coronel Murcia con fuerzas de la división que
mandaba el mariscal de campo D. José Joaquín Durán llegó a nuestra ciudad para
intentar reducir a la guarnición francesa. Pudieron hacerse con el control del
cuartel de San Bartolomé, donde había algunos soldados, pero el fuerte de
capuchinos continuó resistiendo, a pesar de que fue intimada su rendición. Ante
la actitud del capitán Rouillac, se inició el ataque con el apoyo de una pieza
de artillería, pero nada pudieron hacer ante la decidida defensa que los
franceses hicieron de su posición.
El
16 de octubre llegó el resto de la división con dos nuevas piezas que,
inmediatamente, entraron en batería. Se abrieron troneras en las tapias del
convento de la Concepción y se inició un intenso fuego artillero a primeras
horas de la mañana. Poco después se inició el avance de la infantería que quedó
frenado en los fosos del fuerte, inundados de agua, por los disparos de la
guarnición francesa.
A
media mañana el mariscal Durán ordenó construir puentes que permitieran salvar
el foso, utilizando la madera que tomaron de las obras de la casa que D.
Atilano Ferrández estaba edificando en la plaza del Mercado (la actual casa de
Navascués). Por fín, a media tarde de ese día, el capitán Rouillac tras su
heroica defensa y creyendo que no podía recibir ayuda exterior decidió
capitular. Aunque no fue la última acción
de guerra en nuestra zona, los combates de ese día pusieron fin a la presencia
de tropas francesas en Borja.
Para
recordar ese hecho, el Centro de Estudios Borjanos ha encargado una lápida, de características
similares a la anterior, con el texto que se reproduce. Esperamos poder
instalarla en ese lugar en el transcurso de este año en el que estamos
conmemorando el II Centenario de la finalización de la Guerra de la
Independencia.
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