viernes, 6 de julio de 2018

Catástrofe en Vozmediano



         El castillo de Vozmediano es uno de los ejemplos de arquitectura militar más importantes del Moncayo. Aunque ubicado en Soria, su relación con nuestra zona ha sido siempre muy importante por su estratégica posición en la Raya occidental de Aragón.

         D. Federico Bordejé, un soriano que se sentía borjano, fue un gran estudioso del mismo y, de su mano, lo conocimos por vez primera hace ya muchos años. Después adquirió para nosotros especial significado pues por allí pasaron las tropas que, desde Ágreda, “invadieron” Aragón con motivo de las alteraciones de 1591.





         Bordejé, en su obra Rutas Becquerianas, describió con entusiasmo esta fortaleza como “un completo testimonio de la construcción militar”. Un castillo imponente provisto de un doble y formidable recinto, amparado por la torre del homenaje y una torre caballera, donde se abre su única entrada, rematada por un matacán en la que se encuentra la campana que, cuando D. Federico lo visitaba, era, “movida a distancia por original y bien pensado medio”. Es llamativo, también, el recrecimiento de sus muros, con varias series de almenas superpuestas.




         La torre del homenaje mantenía los arcos fajones de sus techumbres ya desaparecidas y allí decía Bordejé que se enterraba a los niños. Ya no ocurría así cuando lo visitamos y tampoco pudimos localizar “una lápida romana, imposible de traducir”.




         La alusión al enterramiento de los niños, a la que antes hacíamos referencia cobra sentido al señalar que el castillo ha sido utilizado, hasta ahora, como cementerio. Un destino inapropiado para tan importante monumento y que ha podido influir en lo acaecido ahora.



         El muro oriental ofrecía la singularidad de cerrar en ángulo y en el mismo se apreciaban muy bien esas almenas superpuestas que comentábamos antes. Bajo el mismo se había dispuesto un mirador (a la izquierda de la imagen), siendo aquí donde a las siete de la mañana del pasado 28 de junio se produjo la catástrofe.






         Porque, a esa hora todo el lienzo se derrumbó y toneladas de piedras cayeron por la ladera, alcanzando el mirador y algunas casas de la localidad.




         El camino que conduce al surgidero el río Quéiles ha quedado cortado. Fue una suerte que el hecho acaeciera a horas tempranas, pues se trata de un lugar concurrido, dado que el nacimiento del río es uno de los lugares turísticos más interesantes de esa zona, pues no en vano este manantial es, por su caudal, el segundo en importancia de Europa.



         Hispania Nostra había incluido este castillo en su Lista Roja, advirtiendo sobre la necesidad de salvaguardarlo. Ahora, tras lo ocurrido, surgen voces con las propuestas más variopintas. No faltan quienes proponen derribar todo. Proceden de aquellos que son incapaces de comprender la importancia del Patrimonio Cultural.
         Se requiere, por lo tanto, valorar el hecho en sus justas dimensiones. Los castillos han sido objeto de múltiples restauraciones y obras en el transcurso de su existencia. Derrumbamientos los ha habido en otros y se han solventado adecuadamente. En este sentido conviene recordar el acaecido en el castillo de Torija hace unos años, también a consecuencia de las lluvias. Poco después la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha acometió su restauración y hoy puede volver a contemplarse perfectamente rehabilitado.

         Lo mismo hay que hacer en este caso. El interés del castillo lo merece y la obra no es imposible. Desde aquí queremos instar a las autoridades competentes a que, sin caer en el desaliento, procedan lo antes posible a rehacer lo caído y consolidar lo existente para que esta fortaleza vuelva a ser uno de los principales recursos turísticos del Moncayo.






         Queremos agradecer a D. José María Belsué el que se desplazara expresamente a Vozmediano para realizar las fotografías que ilustran este artículo y mostrarnos la belleza de ese lugar que aconsejamos visitar a todos nuestros seguidores.

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