sábado, 28 de julio de 2018

Impresionante cortejo hasta el castillo


         Terminado el acto de la plaza de España se inició el cortejo en dirección al castillo que abrían las cajas de la cofradía de San Sebastián y el grupo Alan Folk







         Seguía después una numerosa comitiva, integrada por personas que hoy intervendrán en las diferentes escenas de la recreación, muchas de ellas portando antorchas.




         Venían a continuación las cofradías de San Sebastián y San Bartolomé, esta última la más antigua de la ciudad que ya existía en el siglo XV.





         Los Jurados llevaban las varas propios de su cargo, mientras que el Justicia, escoltado por la bandera de Aragón y el señal real, desfilaba con una antorcha encendida.




         No faltaban los cuadrilleros de la Santa Hermandad, dado que el motivo de la llegada de los Reyes iba a ser, precisamente, presidir la primera junta de la misma, convocada precisamente en Borja. Cerrando la comitiva iban Los Lobos Negros con sus armaduras y caballos.



         Las calles del casco antiguo habían sido iluminadas con antorchas y bujías confiriéndoles un aspecto inusual y realmente llamativo.





         En el nuevo espacio de la calle de San Bartolomé hubo música, bailes y un divertido espectáculo de animación que fue presenciado por las numerosas personas que allí se congregaron.




         A lo largo del recorrido también se pudieron presenciar representaciones de juegos malabares y hasta el trabajo de un artista cerámico como es David Garrido.





         El paso de la comitiva por las angostas calles de la parte alta de la ciudad, ahora en proceso de recuperación, retrotraía a épocas pasadas.






         Una vez llegados al castillo, el relator magníficamente interpretado por D. Manuel García Cebrián explicó el significado del acto y tras recibir el Justicia la bandera, se procedió a izarla en el mástil dispuesto al efecto, mientras se disparaban salvas y se prorrumpía en vítores a los Reyes.




         La noche había caído ya sobre la ciudad y podía verse el eclipse de la luna, mientras en el recinto de la antigua fortaleza volvían a interpretarse bailes.






         Los contemplaban los participantes en el desfile y una enorme multitud congregada al pie del castillo y en las calles circundantes. No nos es posible, por la oscuridad de la noche ofrecer una panorámica del gentío, pero podemos asegurar que nunca habíamos visto tan gran número de asistentes en un acto de estas características, lo que viene a demostrar la extraordinaria acogida dispensada a la recreación y la señal inequívoca de que, a pesar de contar con tan sólo dos ediciones, se ha consolidado como uno de los actos más importantes de los que se celebran en nuestra ciudad.




         La jornada finalizó con el aperitivo ofrecido por el M. I. Ayuntamiento en ese mismo lugar que fue servido por el grupo de voluntarios que, con tanta dedicación, se encargan de este cometido en todas las fiestas y celebraciones.

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