miércoles, 11 de julio de 2018

Lisboa y Sines


         Aunque nuestra visita a Portugal tenía un fin específico y fue muy breve, pudimos disfrutar un día de una ciudad tan hermosa como Lisboa, que se ha convertido en un centro de atracción turística de singular importancia. Afortunadamente, nos alejamos en la zona de la Expo 1998, lejos del centro histórico y en un emplazamiento ideal.






         Lisboa ha sabido mantener vivo el recinto de la exposición universal que, con todos sus pabellones en uso y sus bien cuidados jardines, es un lugar muy agradable para pasear que, además, tiene numerosos restaurantes y establecimientos comerciales y funciona hasta el teleférico.




Nuestra estancia en Lisboa coincidió con los actos de clausura del Año Jubilar del Diamante que ha conmemorado el LX aniversario del Aga Khan al frente la comunidad ismaelita, una rama del chiismo a la que pertenecen más de 15 millones de personas de todo el mundo.

La mayor parte de los antiguos pabellones de la Expo habían sido reservados para este acontecimiento que se desarrolló entre el 5 y el 11 de julio, sucediéndose conciertos con artistas de renombre mundial;  un Showcase internacional de talentos de Jamati;  dos exposiciones;  un festival de cine;  y una celebración general Khushiali.




         El sábado 7 de julio, la organización del Festival Terras sem Sombra programó una visita cultural a Sines y sus alrededores, en el transcurso de la cual pudimos conocer la iglesia de Nossa Senhora das Salas, fundada por la princesa bizantina Dª. Vataça Lascaris, probablemente nacida en Zaragoza, y que fue reconstruida por el gran almirante portugués Vasco de Gama, cuyas armas aparecen en la fachada del templo. El actual edificio es, por lo tanto, del siglo XVI y fue recientemente restaurado, destacando en su interior el zócalo de azulejos del siglo XVIII con escenas de la vida de la Virgen.




         La visita fue dirigida por el Director General del Festival y destacado arquitecto José António Falcão que fue el responsable de la creación en su interior de un museo con las piezas más relevantes de su tesoro, el cual formaba parte de un conjunto de museos de similares características, instalados en diferentes templos del Baixo Alentejo, en lo que constituyó un modelo expositivo de singular interés.




         Posteriormente, nos trasladamos al fuerte del Pessegueiro, situado en una altra que domina la playa del mismo nombre. Su origen se remonta a 1588 cuando Felipe II encargó su construcción al ingeniero italiano Filipe Terzi, dado que pretendía crear en dicho lugar un puerto que sirviera de resguardo a sus buques. Las obras fueron constantemente obstaculizadas por ataques ingleses, por lo que fue necesario construir otro pequeño fuerte en la isla situada frente a la costa.




         El actual castillo fue concluido ya tras la definitiva independencia de Portugal y responde a la tipología de los fuertes abaluartados que, con su artillería, emplazada a escasa altura, tuvo una misión defensiva frente a los corsarios berberiscos.





La jornada finalizó con una comida en un restaurante cercano, en la que participaron todos los galardonados con los premios, junto con los responsables del festival.




         Culminábamos así una grata estancia que, junto con la satisfacción por el premio otorgado a la Fundación Santa María de Albarracín, nos ha permitido disfrutar de la belleza de una ciudad como Lisboa y el encanto de Sines, así como de la hospitalidad de la que siempre hacen gala nuestros amigos portugueses.

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