D.
José Ignacio Iguarbe Pérez es miembro de la Asociación Cultural Alagonesa y un
destacado fotógrafo que ha obtenido reconocimientos importantes a nivel
nacional como una mención honorífica por su obra “El ladrillo nazarí” en el
Certamen sobre Cultura Popular, convocado por el Ministerio de Cultura en 2010,
o el Segundo Premio en el Concurso de Fotografía Etnográfica que convocó la Dirección
General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura en 2012, por “El salterio
mágico. Sonidos del Alto Aragón” en el que documentaba la recuperación de uno
de esos instrumentos llevada a cabo por Luis Salesa.
Entre
sus muchas obras publicadas, destaca la colección dedicada a las localidades de
la comarca de la Ribera Alta del Ebro, que nos ha donado durante su reciente
visita a nuestro Centro.
Entre
ellas destacamos la que lleva por título Alagón.
Luces y sombras, pues al fin y al cabo es de su localidad natal.
Fundamentalmente está constituida por fotografías de gran calidad. Entre las
dedicadas a la Naturaleza del entorno, algunas son espectaculares, pero también
las hay de monumentos, algunos prácticamente desconocidos, como la Casa Climent o el Museo Hispano-Mexicano.
Pero también aborda otros temas, como el que tiene como protagonista a un
pintor nacido en Alagón en 1885, Santiago Pelegrín, o a D. Artal de Alagón,
destacado personaje que murió en Sax en 1239, lo que ha propiciado un
hermanamiento entre ambas localidades.
Las
fotos van acompañadas de textos breves pero muy ilustrativos, como el que
relata la historia de los salmones de Alagón que adquirieron a un avispado
comerciante quien, mediante una treta, logró que se la pagaran a precio de oro,
lo que tras ser sometido a juicio obligó a los alagoneses a pagar un impuesto
anual hasta que la deuda quedara saldada, lo que no ocurrió hasta el primer
tercio del siglo XX.
Con el
apoyo de la Comarca de la Ribera Alta del Ebro y del Ayuntamiento de Pedrola,
cuyos máximos responsables, en esos momentos, firman sendos prólogos, fue
publicada en 2005 la obra Pedrola
“Histórica y Futurista”, coincidiendo con el IV Centenario de la
publicación de la primera parte del Quijote.
El
libro ofrece en sus más de 140 páginas una completa visión de la localidad a
través de numerosas imágenes y los comentarios que las acompañan.
La
ermita de San Sebastián, la de Nuestra Señora del Pilar del Monte, que tantas
veces hemos visto al pasar, la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de los Ángeles,
con el lienzo de la Virgen, obra de Bayeu, en su retablo mayor y el mausoleo de
la Santa Duquesa, así como el palacio de los duques de Villahermosa, son
algunos de los principales monumentos de cuyas imágenes podemos disfrutar. Pero
también de sus calles antiguas y modernas, junto con el Patrimonio Cultural
Inmaterial que encuentra su mayor expresión en la Jota, la Coral o la Banda de
Música, con una mención a la repostería.
El
último libro que comentamos hoy, aunque fue publicado con anterioridad, es Remolinos. De las Reales minas de Sal a Goya,
título que sintetiza perfectamente dos de los principales atractivos de esa
localidad que, para algunos aún siguen siendo desconocidos.
Sus impresionantes
minas de sal, probablemente explotadas ya en época romana y que, posteriormente,
constituyeron uno de los principales ingresos de la Monarquía, dado que la sal
era un producto estancado, como el tabaco. Por otra parte, la sal ha inspirado
la realización de obras artísticas de las que el libro ofrece una muestra.
El otro monumento
relevante es la iglesia parroquial de San Juan Bautista. Remolinos perteneció a
la Orden de San Juan de Jerusalén y ello, probablemente, hizo posible que
Francisco de Goya fuera encargado de pintar las representaciones de los cuatro
Padres de la Iglesia que se ubican en las pechinas de la cúpula del crucero. No
son las únicas obras de interés existentes en ella, aunque sí las más
importantes, dado que también hay imágenes del círculo de Manuel Ramírez o un
retablo de José Sanz.
También se ofrece
información e imágenes de la ermita del Santo Cristo de la Cueva, excavada en
la roca, donde se venera una imagen de Cristo Crucificado vinculada a una hermosa
leyenda.
Imágenes de otros
edificios de la localidad y de sus tradiciones, entre las que destaca el dance,
completan esta interesante obra que fue editada en 2005, merced al apoyo de la
Comarca de la Ribera Alta del Ebro y del Ayuntamiento de Remolinos, cuyo
Alcalde entonces D. Alfredo Zaldívar firma el prólogo.
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