Hubo
un momento en el que la crisis económica por la que atravesó Borja provocó una masiva
emigración. La “pertinaz sequía” y otras calamidades hacían estragos en el
campo, se carecía de la más mínima infraestructura industrial y el ferrocarril
de Cortes a Borja, todo un símbolo para la comarca, estaba a punto de
desaparecer. De ahí que se acogieran con
entusiasmo cualquier noticia que supusiera una puerta abierta a la esperanza,
aunque fuera a través de iniciativas como las mineras que aquí no gozaban de
tradición, aunque sí en localidades próximas.
En
septiembre de 1953, coincidiendo con la Feria de Borja, los medios de
comunicación dieron la noticia del descubrimiento en el Santuario de
Misericordia de una mina de carbón. Había sido, al realizar un pozo en una
finca, propiedad de D. Lorenzo Sancho, cuando surgió la sorpresa de encontrar
una veta de lignito de gran calidad. En la información publicada en Heraldo de Aragón, se señalaba que iban
a realizarse exploraciones complementarias para determinar la potencia de esa
veta. No debió ser mucha, pues el sueño de la mina de carbón se desvaneció muy
pronto.
Años
después, en 1963, las prospecciones emprendidas por una compañía
hispano-francesa, para buscar petróleo causaron un enorme revuelo. La torre
levantada en la confluencia de la carretera de Bureta con la de Fuendejalón se
convirtió en destino de muchas personas. Se llegó a alcanzar una profundidad de
3.400 metros, de los que se entubaron 2.400 metros. Ello supuso una
considerable inversión, de más de treinta millones de la época, hasta que se
cancelaron en febrero de 1964, al no lograr el objetivo de encontrar el ansiado
petróleo que algunos pensaban que iba a convertir nuestra comarca en una
sucursal de Texas.
Lo que
sí se encontró fue una gran corriente de agua, en torno a los 3.000 metros,
pero con una salinidad del 10 %. Hoy sabemos que también aparecieron pizarras
bituminosas, por lo que no hace mucho saltó la noticia de una nueva concesión
encaminada a su explotación mediante la técnica del fracking. Se trataba del proyecto denominado “Aquiles”, que afectaba
a buena parte de las comarcas aragonesas limítrofes o cercanas a Navarra, como
las Cinco Villas, Ribera Alta del Ebro y Campo de Borja. Aunque fue autorizado
por el Gobierno español, la oposición de varios colectivos y algún partido
político, así como el veto de las Cortes de Aragón, provocaron que, por el
momento, no se hayan conocido nuevas noticias en relación con el mismo.
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