Seguimos recordando la historia de los bares borjanos, algunos de los cuales aún se mantienen. Este es el caso del Bar Volante que, en sus primeros tiempos estuvo ubicado en la plaza del Olmo. Su propietario era D. José Romanos que fue el introductor de un innovador estilo de bar, alejado de las antiguas tabernas, al ofrecer un surtido de tapas y aperitivos. Se encontraba en el local que posteriormente ocupó la tienda de ultramarinos "El Castellano", después una pescadería y finalmente una peña de fiestas, hace pocos años.
Era un excelente
cocinero y, por eso, cuando se trasladó al Campo del Toro, abriendo el bar en
el local donde ahora se encuentra, en los bajos del Círculo de la Amistad, lo dotó de un restaurante que muy pronto se
hizo famoso. A él acudían personas desplazadas expresamente a nuestra ciudad
con el fin de degustar su atractiva carta, en la que predominaban los platos de
la cocina tradicional. No era extraño ver allí a personajes muy conocidos de la
sociedad zaragozana y de otras localidades.
Se hizo cargo después D. Tomás Millán, que mantuvo el restaurante e, incluso, le dio nombre: “Santa Marta”. Lo que nunca tuvimos claro es el nombre del bar, pues unas veces se anunciaba como “Volante” y otras como “El Volante”.
Son varias las
fotos que se conservan de la terraza de ese bar, con sus sillas de tijera y, en
esta segunda foto, un modelo de mesa que ya estaba presente en la terraza del
bar cuando se encontraba en la plaza del Olmo (comparar fotos).
Son varias las
fotos que se conservan de la terraza de ese bar, con sus sillas de tijera y, en
esta segunda foto, un modelo de mesa que ya estaba presente en la terraza del
bar cuando se encontraba en la plaza del Olmo (comparar fotos).
Pasó después a ser
propiedad de D. José Alda, un gran empresario que fue el primero en instalar un
aparato de televisión en su establecimiento. Fue todo un acontecimiento social.
Allí fue donde, por primera vez, vimos ese nuevo medio de comunicación. Éramos
muy jóvenes y no podíamos reservar una mesa. Tuvimos que contentarnos con ver
el aparato Askar encendido, sin otra imagen que unas rayitas blancas que cruzaban
la pantalla. “Es que están televisando una nevada” no dijo un entendido. Luego
llegó la Carta de Ajuste, durante interminables minutos antes de que tuviéramos
que abandonar el local.
El bar “Mi Casa” terminó siendo reconvertido, por los hermanos Alda, en uno de los primeros supermercados borjanos.








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