El sector de la hostelería se rige por leyes diferentes a las del resto de establecimientos comerciales en los que, al menos hasta hace poco, era habitual el cumplir el horario establecido y los días de cierre y apertura.
En el caso de
bares y cafeterías la situación ha cambiado mucho, hasta el punto de que puede
ocurrir que, al visitar una determinada localidad, nos resulte extremadamente
difícil encontrar una cafetería abierta o un restaurante en el que poder comer.
Lejos quedaron
los tiempos en los que sus propietarios se consideraban servidores públicos y
se esforzaban en prestar una esmerada atención a sus clientes a lo largo de
todo el día.
A la puerta de
un bar situado en una localidad de la comarca encontramos el rótulo que reproducimos,
en el que con gran sinceridad se muestra la realidad actual, aunque en otro
lugar vimos otro, mucho más grosero que no nos atrevemos a mostrar, por respeto
a nuestros lectores.
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