Esta foto, tratada con Inteligencia Artificial nos aproxima al aspecto que tuvo la iglesia del antiguo convento de capuchinos, actualmente convertida en almacén municipal en lamentable estado.
Como puede
apreciarse, el templo tiene indudable interés por diversas razones. En la obra
Borja. Arquitectura y evolución urbana, se le describe como formado por una
sola nave con cinco tramos, cubierta con bóveda de lunetos, sobre arcos de
medio punto, que arranca de una imposta que recorre toda la iglesia.
La iglesia, en su última etapa, no tuvo retablo. En el testero se disponían tres hornacinas, la central de mayor tamaño, separadas por dos pilastras semicirculares sobre las que corría el mismo entablamento de las paredes laterales. El conjunto se remataba con un medallón, sostenido por ángeles, en el que estaba representado el Nacimiento.
La titular del
retablo era la Divina Pastora, una advocación difundida por los capuchinos y
cuya imagen es obra del escultor borjano Cristóbal Salesa. En las hornacinas
laterales estaban San Jerónimo y San Juan Evangelista. Todas ellas pueden verse
ahora en el Museo de la Colegiata.
A ambos lados
del altar hay sendas puertas por las que se accede a la sacristía, donde aún se
conserva una lápida en la que puede leerse:
“Aquí están sepultados Juan de
Pradilla, ciudadano, Gracia de Sada, su mujer, patronos y fundadores de esta iglesia
y convento. Comenzose año 1623, acabose año 1625. Rueguen a Dios por ellos”.
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