viernes, 22 de agosto de 2025

Antiguos bares de Borja (IV)

Volvemos hoy a la plaza de España, donde, en 1927, abrió sus puertas el primer bar de la plaza, el “Bar Sánchez”, junto al local donde, anteriormente, estaba el café de Zaro. Respondía ya al concepto de bar americano, ofreciendo vinos, licores y refrescos “por exóticos que sean” en sus mostradores de mármol.

Pero seguía estando presente el antiguo estilo de café, al que hace referencia en este encarte publicitario del mismo año de su apertura, al señalar que “no hay boda distinguida, bautizo rumboso o banquete de importancia” que no se celebren en sus “Salones-Café”. 

 

A comienzos de 1936, D. Eusebio Sánchez, su propietario, construyó un nuevo bar en la carretera de Gallur a Ágreda que, posteriormente, dotó de una pista de baile, pasando a denominarse “La Pista”. A esos establecimientos unió el Cine Cervantes, “inaugurado en los años 40” que anunciaba como “el peor del mundo”, al igual que el bar, también publicitado como “donde peor se sirve del mundo”. Afortunadamente, en la “Pista Sánchez” era “donde mejor se baila”. Con esta campaña tan singular no es de extrañar que el cine pasara pronto a otras manos.

 

Mantuvo el bar de la plaza de España, en el que había un “servicio permanente de taxis”, entre ellos una “rubia para excursiones” que, contra lo que pudieran pensar los más jóvenes no era una joven de compañía, sino un tipo de coche, de más capacidad, al que se le daba esa denominación porque, originalmente, tenían la carrocería de madera barnizada.

 


       Donde estuvo el café de Zaro, se abrió el Café Bar Gimeno que, durante un corto período, fue regentado por D. José Romanos, el fundador de “El Volante”, aunque después pasó a llamarse “Bar España”. Este bar fue escenario de un crimen cometido en 1942, como consecuencia de una reyerta entre tratantes de ganado que se había iniciado en Tudela. El agresor tenía permiso para portar armas, lo que viene a demostrar el peligro que entraña el uso indiscriminado de las mismas.

         Más tarde, se hizo cargo del establecimiento D. Pedro Corellano, que fue otra figura relevante en la hostelería de la plaza, a la que haremos referencia otro día.


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