domingo, 17 de agosto de 2025

Historia de un edificio de la plaza de Aguilar

         Recorriendo el casco antiguo de Borja pueden encontrarse edificios que sorprenden por sus dimensiones o la calidad de su construcción. Aunque muchos de ellos muestran las señales de años de abandono, siguen planteándonos interrogantes acerca de quienes mandaron construirlos o de las familias que, en ellos, tuvieron sus casas solariegas. Llamativamente, son muy pocos los casos en los que podemos encontrar respuesta, dado que, en la mayoría de los casos, ignoramos la historia de esos edificios.

         Sólo a través de testamentos y escrituras de venta podríamos encontrar respuestas, como nos ha ocurrido ahora, con un gran edificio existente a la entrada de la plaza de Aguilar, con fachada también a la calle Coloma. 

 


         Su fachada enfoscada y los horribles miradores con los que fue dotada en época reciente, no nos permiten adivinar cómo era en su origen, aunque su fachada lateral, de la calle Coloma, ahora perteneciente a una propiedad segregada, nos muestra la fachada original de ladrillo y el alero, que se ha conservado en el resto de edificio.

 

         La casa, edificada a finales del siglo XVIII o comienzos del XIX, perteneció a la familia Marco, un linaje que D. Carlos Sánchez del Río, relacionó con el famoso abad de Veruela D. Lope Marco, al que pertenecen las armas aquí reproducidas.

         Los Marco están documentados en Borja desde el siglo XVI. En 1558 Juan Marco contrajo matrimonio con María Alfaro de Cegama, dando origen a una saga de personas que estuvieron vinculadas al gobierno municipal. A ella pertenecía D. Manuel Marco Aybar, hijo de D. Antonio Marco Lezcano que, en 1748, contrajo matrimonio con Josefa de Aybar.

 

         D. Manuel Marco y Aybar fue quien mandó construir esta casa que estamos comentando. A su muerte, sus ejecutores testamentarios la vendieron, el 10 de octubre de 1846. Desempeñaban ese cometido D. Salvador García, canónigo doctoral de la colegiata de Borja y D. Vicente Marco y Sarria, que, en ese momento, era canónigo doctoral de Daroca, pero al morir, en 1875, era deán de la catedral de Huesca, como se hace constar en la lápida del nicho en el que está enterrado en el cementerio de Borja.

 

         La casa la adquirieron el farmacéutico D. Manuel Saldaña y su esposa Dª. Vicenta García, legándola a su fallecimiento en favor de sus hijos, uno de los cuales era Dª. Manuela Saldaña, casada con D. Primo Sánchez del Río, quien, poco a poco, se fue haciendo con el control del edificio, adquiriendo las correspondientes partes al resto de herederos.

 

         Los Saldaña eran una familia procedente de Castilla, de donde pasaron a Aragón, estableciéndose en Illueca, donde probaron su infanzonía. Tuvieron casal en Borja, rama que ha documentado D. Carlos Sánchez del Río, estableciendo relaciones con otras familias distinguidas de la ciudad.

 

         Al morir D. Primo Sánchez del Río la casa pasó a sus hijos, suscitándose un curioso litigio con las religiosas del convento de la Concepción, ya que, a través del obispado, reclamaron un censo que existía en la casa, a favor de ese convento.

Finalmente, los hermanos D. Tomás, Dª Dolores y Dª. Martina Sánchez Saldaña alcanzaron un acuerdo con las religiosas, que aceptaron luir el censo mediante el pago de 1.500 pesetas, el 22 de noviembre de 1892.

Es preciso recordar que D. Tomás Sánchez Saldaña fue Licenciado en Ciencias por la Universidad de Zaragoza y alcalde de Borja en dos ocasiones: entre 1885 y 1887 y entre 1897 y 1899.

De los Sánchez Saldaña descendían los Sánchez del Río, tras recuperar el apellido “del Río” en la persona de D. Carlos Sánchez Peguero, último propietario del edificio antes de su venta.


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