Como cada año, al término de la Aurora y del Rosario, la cofradía de San Bartolomé ofreció un desayuno a todos los participantes en la planta baja de la Casa de Aguilar.
El Presidente
de la cofradía actuó como anfitrión y los miembros de la Junta Directiva
distribuyeron café con leche, acompañado por el tradicional roscón entre las
muchas personas que, a las seis de la mañana, se habían reunido para iniciar el
canto de la Aurora.
Pronto se agotaron
los roscones, destinados al desayuno, aunque quedaron muchos más que, tras ser bendecidos
por el Párroco, fueron llevados hasta San Bartolomé, para que pudieran ser
adquiridos por todos los interesados.
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