Aunque podríamos continuar esta serie de artículos durante más tiempo, queremos cerrarla hoy con el recuerdo a otros bares desaparecidos, como “El Dorado” que estuvo en la actual calle de Goya y, de cuya inauguración esperábamos una imagen que aún no nos ha llegado.
Regentado por
D. Ángel Lumbreras, nada tiene que ver con el establecimiento que, mucho tiempo
después, abrió sus puertas en la plaza de Santo Domingo, como Salón de Juego.
Hubo una época
en la que, en Borja, existieron simultáneamente varias discotecas, a las que
llegaban jóvenes de toda la comarca e, incluso, de otras adyacentes. Pero la
pionera fue la primera “Guinea” que estuvo en la calle de la Concepción y cuyos
propietarios abrieron después otra en la calle Mayor.
Aquella Guinea
funcionaba también como Cafetería y su dedicación, por las tardes, a discoteca
supuso una cierta revolución en una ciudad en la que, hasta entonces, sólo
había habido “bailes”.
Recordamos el
momento de su inauguración, a la que concurrieron las primeras autoridades
locales que fueron invitadas a tomar un refresco. Sentadas en una mesa baja, comentaron
que había poca luz en la sala, sin duda preocupados por las consecuencias que,
para la moral, podía tener esa supuesta oscuridad. Ni que decir tiene que el
propietario aclaró (nunca mejor dicho) que la luz era más que suficiente. Pero,
en aquel momento, llegó el camarero con los refrescos y pidió ayuda para
dejarlos en la mesa, “porque con tan poca luz no veo nada”.
La estación de
autobuses de la empresa Hernández dispuso durante mucho tiempo de una cafetería
que llevó el nombre de “Bar García”, donde los viajeros podían aprovechar los
descansos “para deleitarse con las exquisitas bebidas y aperitivos del bar del
autobús”. Creemos que es el mismo que luego se llamó “Cafetería El Moncayo”, donde
se servían desayunos y bocadillos desde la cinco y media de la mañana.
Muy cerca
estaba el Bar “La Pista”, cuyo nombre nos recuerda muchas más cosas, como un
legendario local de baile, un complejo deportivo y hasta una de las discotecas
borjanas. Todo ello, fruto de un gran emprendedor e inteligente empresario,
pionero en muchos ámbitos que fue Aníbal Sánchez.
En el anuncio se hace mención a la parada, en ese lugar, de los autobuses que cubrían la línea entre Zaragoza y Valladolid, parada que, bajo demanda, se ha mantenido hasta la última remodelación de los servicios de transporte por carretera.
Y terminamos con una cafetería que muchos habrán olvidado. Se llamaba “La Yedra” y estaba en el bloque de apartamentos que el Sr. Rodríguez levantó en el camino de los Canteros del Santuario de Misericordia.








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