Cuando el ferrocarril de Cortes a Borja dejó de funcionar, a mediados del pasado siglo, sus vagones y locomotoras permanecieron abandonadas mucho tiempo en la estación de Borja, convirtiéndose en destino para los paseantes.
Éramos niños y nos
gustaba que nos llevaran a la estación para montarnos en los antiguos vagones.
Todo ello terminó cuando se procedió al desmantelamiento completo de la línea y
los materiales fueron vendidos.
Poco a poco, la antigua estación quedó sumida en la ruina,
convirtiéndose en un cementerio de carros, que nadie quería. Prácticamente,
ninguno ha sobrevivido. No pudimos salvar ni tan siquiera uno de ellos, como pieza
de museo. No hace mucho vimos un carro fabricado en Borja en el Museo Numantino
(lo comentamos en este blog).
Al final, todos
los terrenos del ferrocarril fueron adquiridos por un grupo de borjanos que
concurrieron a la subasta para edificar, en el solar de la estación de Borja,
el Colegio Libre Adoptado “Juan de Coloma”, germen del actual Instituto.

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