Terminado
el acto de la plaza de España se inició el cortejo en dirección al castillo que
abrían las cajas de la cofradía de San Sebastián y el grupo Alan Folk
Seguía
después una numerosa comitiva, integrada por personas que hoy intervendrán en las
diferentes escenas de la recreación, muchas de ellas portando antorchas.
Venían
a continuación las cofradías de San Sebastián y San Bartolomé, esta última la
más antigua de la ciudad que ya existía en el siglo XV.
Los
Jurados llevaban las varas propios de su cargo, mientras que el Justicia,
escoltado por la bandera de Aragón y el señal real, desfilaba con una antorcha
encendida.
No
faltaban los cuadrilleros de la Santa Hermandad, dado que el motivo de la
llegada de los Reyes iba a ser, precisamente, presidir la primera junta de la
misma, convocada precisamente en Borja. Cerrando la comitiva iban Los Lobos
Negros con sus armaduras y caballos.
Las
calles del casco antiguo habían sido iluminadas con antorchas y bujías
confiriéndoles un aspecto inusual y realmente llamativo.
En el
nuevo espacio de la calle de San Bartolomé hubo música, bailes y un divertido
espectáculo de animación que fue presenciado por las numerosas personas que
allí se congregaron.
A lo
largo del recorrido también se pudieron presenciar representaciones de juegos
malabares y hasta el trabajo de un artista cerámico como es David Garrido.
El
paso de la comitiva por las angostas calles de la parte alta de la ciudad,
ahora en proceso de recuperación, retrotraía a épocas pasadas.
Una
vez llegados al castillo, el relator magníficamente interpretado por D. Manuel
García Cebrián explicó el significado del acto y tras recibir el Justicia la
bandera, se procedió a izarla en el mástil dispuesto al efecto, mientras se
disparaban salvas y se prorrumpía en vítores a los Reyes.
La
noche había caído ya sobre la ciudad y podía verse el eclipse de la luna,
mientras en el recinto de la antigua fortaleza volvían a interpretarse bailes.
Los
contemplaban los participantes en el desfile y una enorme multitud congregada
al pie del castillo y en las calles circundantes. No nos es posible, por la
oscuridad de la noche ofrecer una panorámica del gentío, pero podemos asegurar
que nunca habíamos visto tan gran número de asistentes en un acto de estas
características, lo que viene a demostrar la extraordinaria acogida dispensada
a la recreación y la señal inequívoca de que, a pesar de contar con tan sólo
dos ediciones, se ha consolidado como uno de los actos más importantes de los
que se celebran en nuestra ciudad.
La
jornada finalizó con el aperitivo ofrecido por el M. I. Ayuntamiento en ese
mismo lugar que fue servido por el grupo de voluntarios que, con tanta
dedicación, se encargan de este cometido en todas las fiestas y celebraciones.
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