miércoles, 29 de junio de 2011

Una nevera desconocida en Ambel

            A pesar de la labor que el Centro de Estudios Borjanos viene efectuando en defensa del Patrimonio Cultural de su área de influencia, en la que destaca la realización de inventarios de los distintos elementos que lo constituyen, lo cierto es que, cada día, surgen nuevas sorpresas.


            Una de ellas ha sido el “descubrimiento” en Ambel de una nevera de la que no teníamos noticia, por sorprendente que pueda parecer. En nuestra zona es conocida la nevera de Alberite de San Juan, sobre cuya recuperación venimos insistiendo, sin éxito, desde hace tiempo. También conservamos datos e, incluso, fotografías de las neveras de Borja y de Purujosa, destruidas hace tiempo. Pero en el caso de Ambel, resulta también muy llamativo el hecho de que la nevera no fuera citada por Christopher Gerrard en su obra Paisaje y señorío: La casa conventual de Ambel (Zaragoza), en la que reseña todas las edificaciones relacionadas con la agricultura, ganadería e industria que hubo en la localidad.


            Nosotros hemos podido acceder a ella gracias a la amabilidad de su propietario D. Antonio Aragón. Situada en las afueras del casco urbano, la construcción pasa desapercibida ya que fue edificada junto a un desnivel y parcialmente excavada en la peña.


            De características similares a las de estos elementos utilizados para almacenar la nieve que se traía de las cumbres del Moncayo, tiene planta circular con un diámetro de 5,80 metros. Se cubre con una falsa cúpula de mampuesto, de forma cónica y 4,20 metros de altura en su parte central, donde se dispone la abertura habitual de estas construcciones que, en este caso, conserva la pieza circular que la cerraba. Destaca una prolongación lateral excavada en la roca, en uno de sus laterales.


            El suelo fue pavimentado en cemento y se enlució la parte baja, ocultando el desagüe que tenía. También se amplio el acceso y fue dotado de escaleras que no tenía. Por el exterior, el ligero resalte que se adivina en el terreno donde se asienta ha sido protegido con cemento, evitando filtraciones y el deterioro de la obra que, en conjunto, se encuentra en perfecto estado de conservación.

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