La ciudad de Jaca celebró el pasado 25 de junio la festividad de su patrona Santa Orosia que también lo es de la diócesis. Uno de los actos centrales de las celebraciones lo constituye la procesión que recorre las calles de la localidad con el arca de plata en la que se guarda el cuerpo de la mártir y en la que también desfilan las arcas con las reliquias de San Félix, San Voto y San Indalecio.
Santa Orosia nació en el año 864 y era hija de Moyslav, uno de los duques de Bohemia, en la actual república de Chequia. Cuando tenía 16 años fue prometida a Fortún Garcés, hijo del conde Fortún Ximénez que, en aquellos momentos, se intitulaba rey de Aragón y Navarra.
Fortún Garcés que sucedería a García Ïñiguez al frente del naciente condado de Aragón era monje. Por este motivo, su padre envió una embajada al papa Juan VIII para obtener la necesaria dispensa, pidiéndole que eligiera esposa para su hijo. Los embajadores aragoneses coincidieron en Roma con San Metodio, patrón de Europa junto con San Cirilo, quien sugirió al pontífice el nombre de Orosia. Aceptada la propuesta, se efectuó el matrimonio por poderes y la joven princesa centroeuropea emprendió el viaje hacia Aragón. En el mes de octubre de 880 llegaron a nuestra tierra, aunque no llegó a reunirse con su esposo pues en Yebra la comitiva fue interceptada por una partida de musulmanes, al mando de Muhammad ibn Lope ibn Musa, que dio muerte a Orosia y sus acompañantes, siendo enterrada precipitadamente en aquel lugar. Sus restos fueron encontrados, más tarde, por un pastor y llevados a la catedral de Jaca, salvo la cabeza que quedó en Yebra. Desde entonces, el culto a la mártir fue cobrando fuerza y, en la actualidad, permanece vivo a través de una serie de costumbres y tradiciones de profundo significado.
Pero el motivo de dejar constancia aquí de la historia de Santa Orosia es porque el caudillo musulmán responsable de su muerte al que la hagiografía de la santa presenta como apóstata, bandolero, asesino y satánico, puede ser considerado de origen borjano, ya que pertenecía a la quinta generación de los Banu Qasi, una familia de muladíes, descendiente según la tradición de un noble hispanovisigodo, el conde Casio, que a la llegada de los musulmanes, abrazó la nueva fe, logrando consolidar su poder en una zona del valle del Ebro, en torno a Borja, Ejea y Tudela. Uno de los más destacados miembros de esta dinastía fue Musa ibn Musa (Muza II) que llegó a ser considerado tercer rey de España, por su situación hegemónica al frente de la Marca Superior de Al Andalus. El verdugo de Santa Orosia era nieto de Muza II y, probablemente, fue siempre musulmán, aunque las relaciones de la familia con la España cristiana fueron muy estrechas. De hecho, la abuela de Muhammad era Assona, hija de Íñigo Arista.
Por otra parte, los enfrentamientos con los emires cordobeses fueron constantes. En 879, un año antes de la muerte de Santa Orosia, el emir al-Mundir atacó Borja, una de las más importantes plazas de los banu Qasi, que fue parcialmente destruida. Poco después, Muhammad se reconcilió con el emir y fue nombrado gobernador de Alfaro, Tarazona y Borja. Esto ocurría hacia el 884 y, a partir de ese momento, se prodigaron sus ataques a poblaciones cristianas desde esas posesiones. Con los datos disponibles resulta difícil, por lo tanto, datar la fecha de la muerte de Santa Orosia en 880 ya que, en esos momentos, Muhammad se encontraba haciendo frente a los ataques de al-Mundir. Es más probable que la tragedia tuviera lugar unos años después.
Pero de lo que no cabe duda, según la tradición, es de que el responsable de la muerte de la patrona de Jaca fue un vástago de esa importante familia de muladíes borjanos: los banu Qasi y, por eso, este año hemos querido compartir la fiesta con los habitantes de la antigua capital aragonesa.
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