Siguiendo nuestro recorrido por los diferentes museos de nuestra zona, hoy queremos hacer referencia al Museo Etnológico de Tabuenca, aunque es difícil darle esta denominación, ya que sus planteamientos son diferentes a los habituales en este tipo de instalaciones.
El museo responde a una iniciativa de la corporación municipal presidida por Dª María Ángeles Lanzán, que lo puso en marcha contando con la colaboración de un grupo de entusiastas que han realizado, tanto la selección de piezas como la adecuación de las instalaciones.
Está ubicado en un edificio, próximo a la iglesia parroquial, que fue sede del antiguo hospital mandado construir por el canónigo doctoral de la Seo zaragozana D. José Martínez Sanjuán, en el siglo XVIII. Aunque nacido en Pozuelo de Aragón, el 19 de marzo de 1751, su madre era natural de Tabuenca y hermana del canónigo D. Blas Matías Sanjuán Cuartero que, cuando los tres hijos del matrimonio quedaron huérfanos a temprana edad, se hizo cargo de ellos y fue el que orientó al joven José hacia la carrera eclesiástica.
El hospital dejó de cumplir su cometido hace tiempo y, tras ser restaurado el edificio cuidadosamente por el ayuntamiento de Tabuenca, fue utilizado para instalar en él una amplia recopilación de materiales etnológicos, recreando en su conjunto una vivienda tradicional, con todos los elementos que constituían el ajuar de la misma. Consta de tres plantas; en la inferior se disponen los aperos de labranza, mientras en la primera planta se pueden recorrer las estancias principales de la casa, en la que se exhiben, asimismo, algunas piezas del patrimonio municipal. En las falsas se han reunido numerosos testimonios de la vida cotidiana y debemos destacar también el cuidado puesto en “vestir” algunas estancias, como el dormitorio, con ropas de calidad y antigüedad.
En estos momentos, es la única instalación de estas características que existe en la comarca, pues aunque en Borja se llegó a crear un Museo Etnológico, en el edificio de la calle San Bartolomé, nunca llegó a ser inaugurado y se dispersó la rica colección reunida.
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