Con
frecuencia solemos despreciar pequeños testimonios impresos que, sin embargo,
pueden ser elementos de interés para el conocimiento de la pequeña historia de
nuestros municipios. Este es el caso de las facturas de establecimientos
comerciales o los recibos de las distintas entidades que han ido surgiendo en
el transcurso del tiempo.
Recientemente,
se han incorporado a nuestro archivo tres recibos relacionados con la villa de
Ainzón que, en su aparente modestia, nos transmiten la imagen de una época
periclitada. Todos ellos fueron impresos en la Tipografía de Victorino Zaro, de
Borja, que tiene su continuidad en la actual imprenta de los hermanos Sancho
Yoldi.
El
primero de ellos, fechado en 1937, corresponde a la cuota mensual (50 céntimos)
de la “Unión Agraria”, surgida poco antes como centro social y, posteriormente,
transformada en centro agrario que, en 1945, dio lugar a la Cooperativa Agrícola
Unión Agraria a la que luego se añadió la denominación “Santo Cristo”. Fue en
1955 cuando su Junta Rectora decidió crear una bodega, como sección de la
misma, que con el tiempo llegó a convertirse en una de las más prestigiosas de
la D. O. “Campo de Borja”, con el nombre de “Crianzas y Viñedos Santo Cristo”.
El
segundo hace referencia a la Sociedad de Baile “La Alegría”, con una cuota sensiblemente
superior (1,51 pesetas), sobre cuyo origen y evolución no disponemos de datos precisos,
en este momento. Finalmente, el último corresponde a la “iguala” con el
practicante D. Julio Morón. Es significativa la forma en que se expresa el
concepto “B. y Cirugía”. Los practicantes, como se designaba a los que, más
tarde, se convirtieron en Ayudantes Técnicos Sanitarios (ATS) y luego en enfermeros,
tras adquirir su formación rango universitario, ofrecían servicios de barbería
y pequeña Cirugía. Como en el caso de los médicos, su retribución se llevaba a
cabo mediante una cantidad mensual, la “iguala” que abonaban las distintas
familias “conducidas” por los que elegían, en caso de existir varios en la
localidad. Este sistema gozaba de una larga tradición que, en nuestra zona, se
remontaba al menos al siglo XVI. En aquellos momentos, el pago se realizaba en
especie, generalmente trigo, que debían reunir cada año en las propias era
donde se trillaba la mies.
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