Ayer recibimos esta postal poco conocida que es la nº 7 de una serie editada por
Postales Victoria de L. Montañés de Zaragoza. En ella aparece pista central del
Centro Recreativo de Misericordia (CEREMI) que nuestros lectores más jóvenes no
recordarán. Creado, a mediados del siglo XX, en el Santuario de Misericordia
por un grupo de personas, disponía de unas modernas instalaciones para su
época. El núcleo principal lo constituía un bar con una pista de baile
contigua, que es la que aparece en la fotografía superior.
Emplazado
frente a las escaleras que, desde la carretera de El Buste, permiten acceder a
la plaza del Santuario, se convirtió en motivo de orgullo local, por lo que se
hicieron varias postales con imágenes del mismo. En esta otra, puede verse la
pista desde otro ángulo.
El
CEREMI contaba también con una piscina que fue la primera de carácter público
que existió en nuestra ciudad, aunque pocos años después se construyó otra, ya
en el casco urbano, por iniciativa de un empresario local. En las postales
superiores, se puede ver el vaso de la piscina y el edificio de los vestuarios.
La
piscina, como la mayor parte de las existentes en su época, no disponía de
sistema de depuración, pero tenía un “trampolín” desde donde los más intrépidos
podían lanzarse sobre las cabezas del resto de los bañistas.
Lo
más llamativo era que se permitía bañarse juntos a hombres y mujeres. Ante
semejante "escándalo" intervinieron inmediatamente las autoridades eclesiásticas
que, debido a la contumacia de los responsables, terminaron decretando un
interdicto, en virtud del cual dejó de celebrarse la Santa Misa en el
Santuario. La tensión suscitada por estos hechos fue creciendo, aunque no tuvo
repercusión mundial, ya que en aquellos momentos no existía Internet. Por fin,
tras arduas negociaciones, se pudieron establecer unos horarios para hombres y
otros para mujeres, evitando de esta forma tentaciones innecesarias.
El
CEREMI terminó siendo adquirido por las Hermandades del Trabajo, un movimiento
apostólico en el ámbito laboral que había sido fundado en 1947 por el sacerdote
D. Abundio García Román y que rápidamente se implantó en diversas ciudades de
España y América. En Zaragoza eran y siguen siendo especialmente activas,
gracias a la labor que desarrollaron los jesuitas P. Ángel Lahoz S. J. y P.
Juan Acha S. J.
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