Acabábamos de reemplazar el rótulo en metacrilato de la fachada de la Casa de Aguilar con el propósito de mejorar el aspecto de la misma, cuando ha sido objeto de una pintada, lo que provoca una sensación de desaliento al constatar la existencia de vándalos que no se detienen ante nada.
También
ha sufrido daños el otro cartel, situado en la fachada lateral, en este caso
metálico y realizado por el mismo autor. Lo que no sabía es que la Casa de
Aguilar dispone de cámaras de vigilancia exterior que ha permitido grabar al
autor de las pintadas.
Si las
cosas discurrieran como en otros lugares, sería factible que, por las
autoridades correspondientes, se procediera a sancionarlo pero nuestra
experiencia anterior en casos como la destrucción de los maceteros que había
junto a la puerta de acceso o la quema de la bandera de España en el balcón,
nos hace desistir de emprender acciones judiciales, limitándonos como entonces
a conocer la identidad del “agresor” que también ha dejado su firma en otros
edificios.
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