domingo, 8 de noviembre de 2020

Hacia la recuperación del puente de Vulcafrailes

 

         La construcción del nuevo puente sobre el barranco de Vulcafrailes, de la que informamos ayer, ya no hace necesaria la utilización del antiguo puente, situado un poco más abajo, lo que va a facilitar su rehabilitación que, próximamente, será acometida por el M. I. Ayuntamiento.


         Ese puente es, probablemente, el más antiguo de los que se conservan en el término municipal de Borja y tiene importancia histórica por estar enclavado en un camino de dilatada antigüedad por el que se accedía a Navarra y cerca de un cruce con otro que ascendía desde la ribera del Ebro hacia Tarazona. No es de extrañar que, en torno al mismo, llegaran a merodear bandas de salteadores que desvalijaban a los viajeros, hechos de los que ha quedado constancia en algunos procesos incoados a los que hemos hecho referencia en ocasiones anteriores.



         El puente fue objeto, probablemente, de remodelaciones en el transcurso del tiempo, pero conserva los grandes sillares de su base y, en él, llaman la atención las aletas de piedra seca que, sin embargo, se encuentran en precario estado de conservación, habiendo sufrido desprendimientos en uno de sus lados.


         El otro, aunque se conserva íntegro, se encuentra amenazado de desprendimiento por la acción del agua y de la presión ejercida por el paso de vehículos pesados que, hasta ahora, cruzaban sobre el puente.


         Para facilitar ese tránsito, se recargó con zahorra el tablero, hasta el límite de sus pretiles que, prácticamente, quedan ocultos, provocando una sobrecarga que afecta a la estructura y que posiblemente es causa de la patología de sus aletas. Sabemos que se pretenden limpiarlo hasta devolverlo al estado inicial y, nos imaginamos que también se acometerá la consolidación de todo el conjunto lo que redundaría en la salvación de una obra que, a pesar de su sencillez, tiene un indudable valor.





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