martes, 17 de noviembre de 2020

Retratos de María Guerrero en la colección Ojeda

 

         El archivo de la familia Ojeda constituye una fuente inagotable de documentos que, por lo que respecta a las fotografías que en él se integran han servido para ilustrar la historia de nuestra ciudad desde finales del siglo XIX.

         Ahora, D. Juan María de Ojeda nos ha traído una nueva serie que iremos dando a conocer, comenzando con dos fotografías históricas de la gran actriz María Guerrero (1867-1928) que, no sin esfuerzo, hemos podido documentar.

         En la primera aparece caracterizada como la protagonista de la obra de Tirso de Molina “El vergonzoso en palacio” que fue una de las primeras que interpretó en 1890, cuando su fama aún no había alcanzado la cima a la que llegaría posteriormente.

         Como recordarán algunos de nuestros lectores, Magdalena que es la hija de duque de Aveiro se enamora ciegamente de Mireno, un pobre pastor que finalmente resulta ser D. Pedro de Coimbra, hijo del anterior monarca portugués que tuvo que adoptar esa personalidad para salvar su vida.

         La foto es conocida pero la que conserva la familia Ojeda lleva una dedicatoria de la propia María Guerrero a la infanta Dª. Isabel de Borbón, lo que le confiere un especial valor.


         Lo mismo ocurre con esta otra en la que aparece María Guerrero en el papel de Dª. Inés, del Tenorio, también interpretada en 1890, que fue la obra que le catapulto a la fama, dado que la presenció el autor de la misma, José Zorrilla, que quedó admirado de las dotes de la actriz.


         Precisamente, como Dª. Inés la retrató el gran pintor montañés D. José de Madrazo y Agudo (1781-1859) al año siguiente, en esta obra que se conserva en los fondos del Museo del Prado y en la que aparece la que llegaría a ser la gran dama del teatro español en plena juventud.


         Lo que resulta difícil de explicar es la razón por la que dos fotografías dedicadas a la infanta Isabel de Borbón y Borbón (1851-1931) llegaron al archivo Ojeda. Sólo cabe suponer que fuera el general D. Romualdo Nogués y Milagro, apasionado coleccionista, quien las consiguiera pero se trata de una mera hipótesis que no resuelve completamente todos los interrogantes.

         Dª. Isabel de Borbón, conocida popularmente como “La chata” era la primogénita de la reina Isabel II y fue Princesa de Asturias hasta el nacimiento de su hermano el futuro rey Alfonso XII. Volvió a ser Princesa de Asturias tras la proclamación de su hermano hasta que nació la princesa María de las Mercedes que tampoco llegó a ser proclamada reina, dado que, tras la muerte del monarca vino al mundo Alfonso XIII.

         “La chata” era tan popular entre las gentes de Madrid por su simpatía que fue la única persona de la familia real que no fue obligada a exiliarse, aunque lo hizo de manera voluntaria, falleciendo en el convento de Auteil, cercano a París, pocos días después (el 23 de abril) a la edad de 79 años.


         Pero las fotos ofrecen otro aspecto de interés, dado que llevan el sello de “A. García” Valencia. Se trata del fotógrafo valenciano D. Antonio García Peris (1841-1918) que fue una figura relevante en su época y alcanzó notable éxito. Entre sus retratos destacan los que realizó a artistas, actrices y toreros, así como el reportaje sobre la visita de la Reina Regente a la ciudad del Turia en 1888.

         Lo que quizás algunos ignoren es que acogió en su casa a un joven estudiante de Bellas Artes que se llamaba Joaquín Sorolla, lo contrató como ayudante y le permitió desarrollar su vocación artística hasta convertirse en el gran pinto que llegó a ser.


         Sorolla lo retrató en su laboratorio, rodeado de reactivos y placas, porque además de ser su mentor era su suegro, dado que se había casado con la segunda hija de D. Antonio, Clotilde García del Castillo. Este retrato, realizado en 1908, que se conserva en la Hispanic Society of America, de Nueva York, no fue el único, dado que por las mismas fechas realizó otro en el que aparece sentado con un sombrero entre sus manos.

         Como puede comprobarse, a través de unas fotos, también puede recordarse la época en las que se realizaron asociándolas a los nombres de sus protagonistas.







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