El
Ayuntamiento de Zaragoza nos ha remitido Legados
de Mujeres Aragonesas de los siglos XIX y XX. Docentes, educadoras, moldeadoras
de sociedades, que acompaña a la exposición didáctica que ha organizado el
Área de Acción Social y Familia. Servicio de Mujer e Igualdad.
Entre las precursora, se recuerda a Josefa Amar y Borbón (1749-1833), la hija del médico borjano D. José Amar y Borbón. Junto con ella y dentro de los diversos apartados en los que se divide la exposición, se menciona a otras 53 docentes, entre las que nos ha sorprendido el no encontrar a María Domínguez aunque, como ya hemos señalado, no fue maestra si bien ejerció la docencia.
Sí aparece Amparo Poch y Gascón (1902-1968), cuya madre Simona Gascón Cuartero era de Tabuenca. Aunque fue maestra, cursó después la carrera de Medicina, llevando a cabo una gran labor profesional, compaginándola con su actividad política en el marco de su ideología anarquista.
Sumamente
interesante es la obra que hemos recibido del Instituto de Estudios Riojanos,
que lleva por título El cerco de Logroño
de 1521: mitos y realidad, publicada con motivo del V Centenario de aquel
acontecimiento histórico que llegó a convertirse en símbolo del heroísmo local,
frente a una invasión francesa.
Pero
la obra, coordinada por Diego Téllez Alarcia, recopila en sus cerca de 550
páginas una serie de trabajos excepcionales y muy novedosos, realizados a
partir de documentación inédita conservada en archivos como el de Simancas, en
los que viene a desmontarse buena parte de un mito creado por los apologistas
que identifican.
No
deja de ser un ejercicio de “valor” y de rigor profesional el acometido por
quienes han hecho posible esta obra que, a nuestro juicio, es todo un ejemplo
en momentos en los que la historia sigue siendo utilizada en beneficio de unos
intereses que nada tienen que ver con la realidad.
En
la contraportada se sintetiza la realidad, afirmando “El asedio no comenzó el
25 de mayo. No hubo concejo abierto. Vélez de Guevara no era el corregidor.
Tampoco fue el único capitán encerrado para la defensa. Los franceses apenas
superaban los 8.000 soldados. Los logroñeses no lucharon. Asparros no era un
inepto. El cruce del Ebro se produjo por Agoncillo. Los bombardeos apenas
duraron 3 días; el sitio, una semana. Calahorra y Alfaron también sufrieron la
amenaza de la invasión. No hubo combates en el Revellin. De hecho, aún no se
había construido. No se pasó hambre. La retirada no fue desordenada. No se
capturaron estandartes ni cañones enemigos. No se inundó el campamento francés
por los labriegos logroñeses”.
Es
lógico, por lo tanto, que tras ese ejercicio de honradez, puedan exclamar: “Bienvenidos
a la verdadera historia del cerco de Logroño de 1521”. Una obra modélica que
nos ha impresionado.
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